πάντες ἄνθρωποι ἐξ ἀνδρὸς καὶ γυναικὸς ἐγένοντο.
Orígenes, Contra Celso, 1.37
οὐδεὶς γινώσκει τίς ἐστιν ὁ υἱός
Nadie conoce quién es el Hijo
Lucas, 10.22
Θεὸς μέν, ὦ Ἰουδαῖοι καὶ Χριστιανοί, καὶ θεοῦ παῖς οὐδεὶς οὔτε κατῆλθεν οὔτ᾿ ἂν κατέλθοι.
Ni Dios, oh judíos y cristianos, ni ningún Hijo de Dios bajó, ni bajaría.
Orígenes, Contra Celso, 5.2
Εἰ μὴ γὰρ ὁ πατήρ ἐστιν, οὐδὲ ὁ υἱός
Si el Padre no existe, tampoco el Hijo
San Juan Damasceno, Expositio fidei, 4.18
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
ὅτε δὲ ἦλθεν τὸ πλήρωμα τοῦ χρόνου, ἐξαπέστειλεν ὁ θεὸς τὸν υἱὸν αὐτοῦ, γενόμενον ἐκ γυναικός,
Pero cuando llegó el pléroma del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.
Gálatas, 4.4
Es evidente que el autor de esta frase, fuera quien fuese, estaba fantaseando o estaba hablando en sentido mítico. Nunca existió un hombre histórico que fuera el Hijo de Dios, porque nadie existe de tal clase (οὐδενὸς ὄντος τοιούτου),1 decían los judíos.
El pléroma del tiempo nunca llegó, ni Dios envió nunca un Hijo suyo en sentido real. ¿Desde dónde lo envió, si nadie conoce las cosas de Dios, al que ninguno de los hombres ha visto (1Co 2.11; 1Ti 6.16)? ¿Y cómo lo enviaría? ¿Como en la película de Superman? El Dios de los judíos no tenía un Hijo al estilo del Zeus de los griegos, ni este Hijo nació nunca de una mujer. ¿Y cómo sería esto posible si de este Hijo se dice que exístía antes que Abraham, y que David mismo lo llama Señor? ¿Y de dónde es su hijo? (Jn 8.58; Mc 12.37). Si esto era así, habría que situar a esta mujer anónima en el principio del mundo. Y en efecto, los cristianos primitivos no tardaron en identificar a Eva con María, prueba de que ellos estaban fantaseando. Pero eso sería algo más tarde, cuando se inventó la historia de los evangelios. De momento, los autores de las epístolas no saben absolutamente nada de esta mujer anónima, ni de ninguna de las mujeres que pueblan los evangelios; y ni siquiera mencionan su nombre o su gentilicio, a pesar de mencionar por su nombre a otras muchas mujeres. Así, por ejemplo, ellos se acuerdan de la madre de Rufo, y de tu madre Eunice (Ro 16.13; 2Ti 1.5). Y hablan del coño muerto de Sara (emortuam vulvam Saræ, Ro 4.19), de que Sara tendrá un hijo, y de Rebeca teniendo coito de uno solo (Ῥεβέκκα ἐξ ἑνὸς κοίτην ἔχουσα, Ro 9.9,10), y otra vez que Sara recibió fuerza para la concepción de esperma (εἰς καταβολὴν σπέρματος, in conceptionem seminis), y parió fuera del tiempo de la edad (Heb 11.11). Y a pesar de dar estos detalles maritales tan precisos, y de que el autor de Gálatas sufría dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gál 4.19), los autores de las epístolas nunca se acuerdan de la mujer que había parido al Hijo de Dios.
Quien (o quienes) identificaba explícitamente a la Iglesia con una mujer (Ef 5.31.32), y se preocupaba de las viudas (1Tim 5.3-16), y cita a Eva y a las mujeres de Abraham e Isaac por sus nombres, y menciona a una María desconocida, que ha trabajado mucho entre vosotros (Ro 16.6), y a continuación saluda a Rufo, y a su madre y mía, ¿qué problema tendría en citar por su nombre a la mujer privilegiada que concibió y parió al Hijo de Dios? Y si el autor de 1 Corintios pensaba en las vírgenes, y afirma que la virgen se preocupa de las cosas del Señor, para ser santa (1Co 7.34), ¿cómo no se acuerda nunca de la virgen que parió al Hijo de Dios (Mt 1.23; Lc 1.27)? Y el autor de 1 Pedro ¿no dice que todas las mujeres sometidas a los propios maridos, considerando vuestra casta conducta, habéis llegado a ser hijas de Sara, que obedecía a Abraham, llamándolo señor (1Pe 3.1-6)? ¿Cómo recurre a un ejemplo tan lejano si tenía delante de sí el ejemplo castísimo de la sierva del Señor (Lc 1.38)? ¿Cómo serían los autores de las epístolas tan groseros y obtusos para mencionar a los puteros o fornicarios de este mundo (πόρνοι, ocho veces), o a mujerzuelas cargadas de pecados (2Ti 3.6), o a las viudas jóvenes que se han extraviado detrás de Satanás (1Ti 5.15), o a uno que tiene (por esposa) la mujer de su padre, o a Himeneo y Alejandro, los tres entregados a Satanás (1Co 5.1; 1Ti 1.20), que era un hombre tan histórico como Jesús, o mencionar dos veces a la puta Rahab (Heb 11.31; Sant 2.25), y no mencionar nunca a la virgen María, como hacen los autores de los evangelios de Mateo y Lucas? Evidentemente, aquí había algo que no cuadraba con la historia que luego se inventó, si esta hubiera tenido alguna base real, por remota que fuera.
Quien (o quienes) identificaba explícitamente a la Iglesia con una mujer (Ef 5.31.32), y se preocupaba de las viudas (1Tim 5.3-16), y cita a Eva y a las mujeres de Abraham e Isaac por sus nombres, y menciona a una María desconocida, que ha trabajado mucho entre vosotros (Ro 16.6), y a continuación saluda a Rufo, y a su madre y mía, ¿qué problema tendría en citar por su nombre a la mujer privilegiada que concibió y parió al Hijo de Dios? Y si el autor de 1 Corintios pensaba en las vírgenes, y afirma que la virgen se preocupa de las cosas del Señor, para ser santa (1Co 7.34), ¿cómo no se acuerda nunca de la virgen que parió al Hijo de Dios (Mt 1.23; Lc 1.27)? Y el autor de 1 Pedro ¿no dice que todas las mujeres sometidas a los propios maridos, considerando vuestra casta conducta, habéis llegado a ser hijas de Sara, que obedecía a Abraham, llamándolo señor (1Pe 3.1-6)? ¿Cómo recurre a un ejemplo tan lejano si tenía delante de sí el ejemplo castísimo de la sierva del Señor (Lc 1.38)? ¿Cómo serían los autores de las epístolas tan groseros y obtusos para mencionar a los puteros o fornicarios de este mundo (πόρνοι, ocho veces), o a mujerzuelas cargadas de pecados (2Ti 3.6), o a las viudas jóvenes que se han extraviado detrás de Satanás (1Ti 5.15), o a uno que tiene (por esposa) la mujer de su padre, o a Himeneo y Alejandro, los tres entregados a Satanás (1Co 5.1; 1Ti 1.20), que era un hombre tan histórico como Jesús, o mencionar dos veces a la puta Rahab (Heb 11.31; Sant 2.25), y no mencionar nunca a la virgen María, como hacen los autores de los evangelios de Mateo y Lucas? Evidentemente, aquí había algo que no cuadraba con la historia que luego se inventó, si esta hubiera tenido alguna base real, por remota que fuera.
Si el Hijo de Dios hubiera sido la deformación de un hombre histórico (algo imposible tratándose de un judío),2 este hombre sería necesariamente un hijo de la Jerusalén de ahora (νῦν), no de la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros. Es decir, habría sido un hijo de la esclava, que nació según la carne, con lo cual se derrumbaría todo el razonamiento del autor de Gálatas, pues él afirma explícitamente que no somos hijos de la esclava, y reconoce que está hablando por alegoría (per allegoriam dicta, Gál 4.22-31).
Cuando estaba preparando esta página sobre esta mujer anónima de la epístola a los Gálatas me di cuenta de que era necesario hacer antes una investigación del Padre ficticio de Jesús y de su madre. Por esto redacté la página El Falo cósmico: el Padre de todos, que es el prefacio de esta. A ella remito al lector.
Cuando estaba preparando esta página sobre esta mujer anónima de la epístola a los Gálatas me di cuenta de que era necesario hacer antes una investigación del Padre ficticio de Jesús y de su madre. Por esto redacté la página El Falo cósmico: el Padre de todos, que es el prefacio de esta. A ella remito al lector.
Ya he explicado en las distintas páginas de este blog, y lo he demostrado con abundantes textos, que el Padre es el Falo y el Hijo es el Semen, y que estos dos mitos están en el centro del cristianismo, y no un hombre histórico. Un Padre invisible que habita en una luz inaccesible (1Ti 6.16) es una ficción, pues los padres reales no son invisibles ni habitan en una luz inaccesible, ni la luz inaccesible es un mundo habitable y localizado en el reino de los cielos. Los evangelios no describen la vida de un hombre histórico, sino un mito, pues hablan claramente de un Padre celestial y de un Hijo de Dios. Sin embargo, ni siquiera a nivel mítico el Dios de los judíos podía tener un Hijo, porque en ninguno de sus libros se dice que este Dios tuviera una esposa, o que se acostara con mujeres mortales, como hacía el Zeus de los griegos. ¿Por qué el Dios de los judíos, por muy egocéntrico y misógino que fuera, iba a tener un solo Hijo y no muchos, como el Zeus de los griegos? ¿Por qué iba a ser menos que los ficticios patriarcas, que tuvieron muchos hijos de distintas mujeres? ¿No estaba toda la creación con dolores de parto esperando el apocalipsis (τὴν ἀποκάλυψιν) de los hijos de Dios (Ro 8.29,22)? ¿O es que los hijos de Dios eran una raza alienígena que vivía en el ficticio reino de los cielos? ¿Y cómo iban a pensar los autores de las epístolas que Dios se fijó en una pobre mujer de Galilea (cuyo nombre o gentilicio nunca mencionan) para que naciera su Hijo, si ellos recomendaban explícitamente el encratismo? ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. Los que tienen mujeres, que sean como si no tuvieran (1Co 7.27,29).
Cuando los evangelistas repetían el mandamiento de la ley judía amarás a tu padre y a tu madre, daban por supuesto que todo hombre tiene un padre y una madre. Pero si ellos llamaban Padre a Dios ¿cuál era la Madre, si el Dios de los judíos no tenía esposa?3 Por tanto, incluso dentro del mito, el Dios de los judíos, aunque era el Padre de todos (Ef 4.6), era el menos apropiado para ser Padre de nadie. Y aunque este Dios era indiscutiblemente un Dios antropomorfo, no era un hombre, ni como un hijo de hombre.4 La afirmación de que Dios, como si fuera un hombre, tuvo un hijo de una mujer era totalmente absurda, y esto lo sabían los cristianos, pues, según ellos, en Dios no hay esperma hacedor de niños (οὐδὲ παιδοποιὸν σπέρμα ἐν τῷ θεῷ).5 Por tanto, Dios no era, para los cristianos primitivos, un hombre que sembró buen semen en su campo (homini qui seminavit bonum semen in agro suo, Mt 13.24), ni ellos imaginaron un Hijo de Dios que fuera sembrado en su carne (seminat in carne sua, Gál 6.8), porque NO los hijos de la carne, estos [son] hijos de Dios, sino los hijos de la promesa son contados como esperma (εἰς σπέρμα, Ro 9.8). El autor de Gálatas, fuera quien fuese, afirma explícitamente que todos sois hijos de Dios, y que no somos hijos de la esclava, a la que identifica con la Jerusalén de ahora, cuyo hijo había nacido según la carne (Gál 3.26; 4.23,29). Luego si los hijos de Dios no eran para él hijos nacidos según la carne, ¿cómo iba a pensar entonces que el Hijo de Dios había nacido según la carne?
Cuando el autor de Gálatas dice que todos sois hijos de Dios (3.26) es evidente que no estaba pensando que estos hijos eran hijos naturales de Dios, ni pensaba que Dios era un padre biológico. Y si la expresión hijo de Dios no tenía para él ninguna connotación carnal o biológica, la frase Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, tampoco podía tener un sentido biológico o carnal.
Ni siquiera los autores de los evangelios entendían la expresión hijo de Dios en sentido biológico o natural cuando escribían: para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5.45), incluso cuando hablando del esperma, que era la sustancia divina de la vida, y que en los libros del Antiguo Testamento se emplea a menudo en su sentido estrictamente biológico (Jacob y todo su esperma, Ιακωβ καὶ πᾶν τὸ σπέρμα αὐτοῦ, Gén 46.6,7), contraponían los hijos de Dios a los hijos del diablo (Mt 13,38; 1Jn 3.9,10). Además, se afirma explícitamente que los hijos de Dios ni se casan ni se dan en casamiento (Lc 20.35,36), porque no son como los hijos de este siglo o como los siete hermanos que no dejaron esperma (οὐκ ἀφῆκαν σπέρμα, non reliquerunt semen, Mc 12.22; Lc 20.34-36), lo que confirma definitivamente que la expresión hijo de Dios no tenía ningún sentido biológico para ellos, y de paso demuestra que ellos no entendían la resurrección en términos físicos. Tampoco los hijos del Diablo eran hijos naturales o biológicos del Diablo, puesto que el Arconte de este mundo (Jn 12.31; 14.30) era tan ficticio como Dios, y no era un semental al estilo de Hércules, que en una sola noche dejó preñadas a las cincuenta hijas de Tespio.
Para el hombre de la antigüedad, y para los cristianos primitivos, no engendraba la mujer, sino el hombre, y el hijo no nacía de la mujer, sino del hombre, porque el varón, decían ellos, no procede de la mujer (ἐκ γυναικός), sino la mujer del varón (1Co 11.8). El hombre engrendraba los hijos, y la mujer los gestaba y paría. Pero los hijos le nacían al hombre, y la mujer se los paría al hombre, de aquí el uso del artículo o del pronombre masculino en dativo (τῷ, αὐτῷ):
Ni siquiera los autores de los evangelios entendían la expresión hijo de Dios en sentido biológico o natural cuando escribían: para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5.45), incluso cuando hablando del esperma, que era la sustancia divina de la vida, y que en los libros del Antiguo Testamento se emplea a menudo en su sentido estrictamente biológico (Jacob y todo su esperma, Ιακωβ καὶ πᾶν τὸ σπέρμα αὐτοῦ, Gén 46.6,7), contraponían los hijos de Dios a los hijos del diablo (Mt 13,38; 1Jn 3.9,10). Además, se afirma explícitamente que los hijos de Dios ni se casan ni se dan en casamiento (Lc 20.35,36), porque no son como los hijos de este siglo o como los siete hermanos que no dejaron esperma (οὐκ ἀφῆκαν σπέρμα, non reliquerunt semen, Mc 12.22; Lc 20.34-36), lo que confirma definitivamente que la expresión hijo de Dios no tenía ningún sentido biológico para ellos, y de paso demuestra que ellos no entendían la resurrección en términos físicos. Tampoco los hijos del Diablo eran hijos naturales o biológicos del Diablo, puesto que el Arconte de este mundo (Jn 12.31; 14.30) era tan ficticio como Dios, y no era un semental al estilo de Hércules, que en una sola noche dejó preñadas a las cincuenta hijas de Tespio.
Para el hombre de la antigüedad, y para los cristianos primitivos, no engendraba la mujer, sino el hombre, y el hijo no nacía de la mujer, sino del hombre, porque el varón, decían ellos, no procede de la mujer (ἐκ γυναικός), sino la mujer del varón (1Co 11.8). El hombre engrendraba los hijos, y la mujer los gestaba y paría. Pero los hijos le nacían al hombre, y la mujer se los paría al hombre, de aquí el uso del artículo o del pronombre masculino en dativo (τῷ, αὐτῷ):
καὶ τῷ Σηθ ἐγένετο υἱός (Gén 4.28)
Y a Seth le nació un hijo
καὶ τῷ Εβερ ἐγενήθησαν δύο υἱοί (Gén 10.25)
Y a Eber le nacieron dos hijos
ἐγένοντο δὲ αὐτῷ υἱοὶ ἑπτὰ καὶ θυγατέρες τρεῖς (Job 1.2)
y le nacieron siete hijos y tres hijas
οὗτοι υἱοὶ Ραχηλ οὓς ἔτεκεν τῷ Ιακωβ πᾶσαι (Gén 46.22)
estos (son) los hijos de Raquel, los que parió a Jacob
τοὺς δύο υἱοὺς Ρεσφα θυγατρὸς Αια οὓς ἔτεκεν τῷ Σαουλ
los dos hijos de Resfa, hija de Aya, los que parió a Saúl (2Sam 21.8)
El hombre ponía el diseño, y la mujer los materiales (así pensaban Aristóteles y Galeno). Como en la tierra crece la semilla, la mujer materializaba el hijo del hombre, es decir, su esperma o simiente. La mujer le daba un hijo al hombre, si el hombre le había dado antes el semen (el hijo) a la mujer, y que el hombre recibía, según ellos, directamente de Dios, porque Dios era el que da semen al que siembra (Qui autem administrat semen seminanti, 2Co 9.10).6 Por esto Dios era visto como el Falo cósmico o Padre de todos. Veamos algunos ejemplos de la Septuaginta que confirman lo dicho:
καὶ ἔπεσεν Αβρααμ ἐπὶ πρόσωπον καὶ ἐγέλασεν καὶ εἶπεν ἐν τῇ διανοίᾳ αὐτοῦ λέγων εἰ τῷ ἑκατονταετεῖ γενήσεται καὶ εἰ Σαρρα ἐνενήκοντα ἐτῶν οὖσα τέξεται (Gén 17.17)
y cayó Abraham sobre su rostro y se rió y habló en su mente diciendo: Si a un centenario le nacerá (o tendrá [un hijo]) y si Sara, siendo de noventa años parirá.
καὶ ἐκάλεσεν Αβρααμ τὸ ὄνομα τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ τοῦ γενομένου αὐτῷ ὃν ἔτεκεν αὐτῷ Σαρρα Ισαακ (Gén 21.3)
Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, el que le parió Sara, Isaac.
καὶ Βαθουηλ ἐγέννησεν τὴν Ρεβεκκαν. ὀκτὼ οὗτοι υἱοί οὓς ἔτεκεν Μελχα τῷ Ναχωρ (Gén 22.23)
Y Bathuel engendró a Rebeca; estos (son) los ocho hijos que parió Melca a Nacor
ἐγένοντο δὲ υἱοὶ Ιωσηφ ἐν γῇ Αἰγύπτῳ οὓς ἔτεκεν αὐτῷ Ασεννεθ θυγάτηρ Πετεφρη ἱερέως Ἡλίου πόλεως τὸν Μανασση καὶ τὸν Εφραιμ (Gén 26.20)
Y nacieron hijos a José en la tierra de Egipto, los que le parió Aseneth, hija de Putifar, sacerdote de Heliópolis, Manasés y Efraím.
ἐκ τοῦ σπέρματος οὗ δώσει κύριός σοι ἐκ τῆς παιδίσκης ταύτης. καὶ ἔλαβεν Βοος τὴν Ρουθ καὶ ἐγενήθη αὐτῷ εἰς γυναῖκα καὶ εἰσῆλθεν πρὸς αὐτήν καὶ ἔδωκεν αὐτῇ κύριος κύησιν καὶ ἔτεκεν υἱόν (Ruth, 4.12,13)
del esperma / semen que te dará el Señor (de semine quod tibi dederit Dominus) de esta muchacha. Y tomó Booz a Ruth, y llegó a serle por mujer, y la penetró, y le dio el Señor preñez y parió un hijo.
καὶ εὐλόγησεν Ηλι τὸν Ελκανα καὶ τὴν γυναῖκα αὐτοῦ λέγων ἀποτείσαι σοι κύριος σπέρμα ἐκ τῆς γυναικὸς ταύτης / καὶ ἐπεσκέψατο κύριος τὴν Ανναν καὶ ἔτεκεν ἔτι τρεῖς υἱοὺς καὶ δύο θυγατέρας (1Sam 2.20,21)
Y bendijo Helí a Elcana y a su mujer, diciendo: Que el Señor te conceda esperma / semen (Reddat tibi Dominus semen) de esta mujer / y visitó el Señor a Ana y parió todavía tres hijos y dos hijas
Nótese que la expresión ἐκ τῆς γυναικὸς (ek tēs ginaikòs) se construye con un artículo y un pronombre.
La secuencia lógica de la frase de Gálatas no está confirmada por ningún texto de toda la literatura griega clásica, incluida la Septuaginta. Esta frase es lingüísticamente incorrecta o incompleta. La frase falla por el principio y por el final. Por el principio, porque nadie conoce las cosas de Dios, al que ninguno de los hombres ha visto (1Co 2.11; 1Ti 6.16), y por tanto el Hijo de Dios era una pura fantasía, porque nadie conoce quién es el Hijo (Lc 10.22), y nadie existe de tal clase. Y si la primera parte de la frase que se lee en Galátas es totalmente mítica, la segunda es igualmente mítica y no tiene ningún sentido histórico. Pero voy a demostrar que incluso aparte de su contexto mítico la expresión nacido de una mujer no tenía, ni podía tener, ningún sentido histórico. Más bien esta expresión, tal y como es usada, no tenía absolutamente ningún sentido, ni siquiera mítico, porque no cumple los requisitos lingüísticos o textuales que incluso en un contexto mítico son cumplidos, como el lector puede comprobar por aquellos ejemplos de naturaleza mítica entre los 45 que presento.
La frase de Gálatas falla lingüísticamente sobre todo por el final, porque le falta algo para que tenga sentido: o el artículo o un pronombre o un nombre o un adjetivo. Siempre se dice que un hombre, ficticio o histórico, tiene hijos de una mujer de aquí o de allá, o de una mujer de esta condición o de la otra, o con un nombre o con otro, nunca de una mujer sin más. Esta mujer tiene que llevar necesariamente algún calificativo cuando se habla de tener hijos. En griego siempre se añade algo a la expresión ἐκ γυναικός (ek ginaikós), principalmente un artículo o un pronombre o un adjetivo en genitivo, o el nombre propio de esta mujer. Nunca se usa esta expresión por sí sola, puesto que no significaría nada. Por tanto, a la frase de Gálatas le falta uno de estos elementos para que tenga sentido. En la expresión ἐκ γυναικός, la preposición ἐκ no era un adorno gratuito. La preposición griega ἐκ tiene aquí el sentido de origen o descendencia, e indica que existe un padre directo y concreto que es el que ha tenido un hijo de una determinada mujer. Siempre se dice que fulano o mengano ha tenido un hijo de tal o cual mujer. El uso de la preposición ἐκ exigía que se hablara de una mujer concreta y no de una mujer en general. Evidentemente, el hombre del que nació el Hijo de Dios no está en el texto, ni en ninguna parte de la epístolas, y la mujer concreta y específica de la que nació tampoco está en el texto ni en ninguna parte de las epístolas.
Eusebio, consciente de que la similitud de los mitos sobre los dioses (μύθους περὶ θεῶν) griegos, dioses engendrados (o nacidos) de mujeres (θεοὺς γεννητοὺς γυναικῶν), con el ficticio nacimiento (γένεσιν) del Hijo de Dios, era motivo para burlarse de este (Preparatio evangelica, 3.14.13), no emplea en este caso la preposición ἐκ, cuyo uso sería innecesario e incorrecto, como lo demuestra la misma expresión en los evangelios de Mateo y de Lucas (Mt 11.11; Lc 7.28), y en varios pasajes de Job (11.2,12; 14.1; 15.14; 25.4). Pero a continuación, cuando él se burla del nacimiento mítico de Asclepio, dice que ha sido hecho de una mujer mortal (ἐκ θνητῆς αὐτὸν γυναικὸς πεποιημένος, idem, 3.15.5), donde la expresión ἐκ γυναικὸς lleva un adjetivo. Y poco antes se burla también de Hércules diciendo lo mismo, que es de una mujer mortal, de Alcmena (ἐκ θνητῆς γυναικὸς τῆς Ἀλκμήνης, idem, 3.13.16). En este caso la expresión ἐκ γυναικὸς lleva además el nombre de la mujer.
Eusebio, consciente de que la similitud de los mitos sobre los dioses (μύθους περὶ θεῶν) griegos, dioses engendrados (o nacidos) de mujeres (θεοὺς γεννητοὺς γυναικῶν), con el ficticio nacimiento (γένεσιν) del Hijo de Dios, era motivo para burlarse de este (Preparatio evangelica, 3.14.13), no emplea en este caso la preposición ἐκ, cuyo uso sería innecesario e incorrecto, como lo demuestra la misma expresión en los evangelios de Mateo y de Lucas (Mt 11.11; Lc 7.28), y en varios pasajes de Job (11.2,12; 14.1; 15.14; 25.4). Pero a continuación, cuando él se burla del nacimiento mítico de Asclepio, dice que ha sido hecho de una mujer mortal (ἐκ θνητῆς αὐτὸν γυναικὸς πεποιημένος, idem, 3.15.5), donde la expresión ἐκ γυναικὸς lleva un adjetivo. Y poco antes se burla también de Hércules diciendo lo mismo, que es de una mujer mortal, de Alcmena (ἐκ θνητῆς γυναικὸς τῆς Ἀλκμήνης, idem, 3.13.16). En este caso la expresión ἐκ γυναικὸς lleva además el nombre de la mujer.
Por tanto, la frase de Gálatas no podía significar que el Hijo de Dios tenía una madre real ni podía referirse a una madre realmente existente del Hijo de Dios. De hecho, la palabra madre (μήτηρ) nunca se usa en conexión con este Hijo en toda la extensión de las epístolas, a pesar de ser usada siete veces en diversos contextos. Los autores de las epístolas se acuerdan de la madre de Rufo y de tu madre Eunice (Ro 16.13; 2Ti 1.5), y el autor de Gálatas menciona a su propia madre (Gál 1.15), e incluso dice que la Jerusalén de arriba es madre (μήτηρ) de todos nosotros (Gál 4.26).7 Pero puesto que nunca se acuerdan de la madre de mi Señor (Lc 1.43), se impone la conclusión de que esta madre no existía. Si hubiera existido realmente un hombre llamado Jesús, al que los cristianos le otorgaron alegremente, como quien regala un título nobiliario, el título de Hijo de Dios y primogénito de toda la creación (Col 1.15), nacido de una mujer de Galilea, y de nombre María, el autor de Gálatas tenía que conocer necesariamente estos datos, y si la frase tenía algún sentido, fuera histórico o mítico, necesariamente tenía que haber dicho nacido o tenido de una mujer de Galilea, o de una mujer de nombre María, o de una mujer judía (γυναικός Ἰουδαίας, Hechos, 16.1), o algo por el estilo, pero no de una mujer a secas. Para alguien que hablaba y escribía en griego decir esto no significaba nada.
La frase sería correcta si simplemente llevara el artículo en genitivo, pero este artículo convertía automáticamente a esta mujer anónima en la esposa de Dios, ya que en griego el artículo tiene siempre en este caso un valor posesivo y la expresión ἐκ τῆς γυναικός equivalía a decir de su mujer, o sea, de su esposa. Equivalía a decir que Dios se había acostado con una mujer, como Zeus se acostó con muchas sin que nadie atribuyera un sentido histórico a tales relaciones. La frase sería igualmente correcta si se hubiera dicho nacido o tenido de una mujer de nombre María, pero los autores de las epístolas ignoran totalmente el nombre de la madre del Hijo de Dios. A pesar de mencionar el nombre de numerosas mujeres,8 ninguna de las ficticias mujeres mencionadas en los evangelios es mencionada en las epístolas. La frase sería también correcta si se hubiera dicho nacido o tenido de una mujer de Galilea, pero los autores de las epístolas no saben absolutamente nada de Galilea ni de Nazaret, a las que nunca mencionan, a pesar de mencionar numerosas ciudades y provincias.9
Compárese, por ejemplo, con la sintaxis correcta de la frase que aparece en el libro de Hipólito: Jesús, el que ha nacido de María (Ἰησοῦν τὸν ἐκ τῆς Μαρίας γεγενημένον, Rufutatio, 5.6.7), y que sin embargo nunca se usa en las epístolas.
Compárese, por ejemplo, con la sintaxis correcta de la frase que aparece en el libro de Hipólito: Jesús, el que ha nacido de María (Ἰησοῦν τὸν ἐκ τῆς Μαρίας γεγενημένον, Rufutatio, 5.6.7), y que sin embargo nunca se usa en las epístolas.
En esta página presento una lista de algunos de los ejemplos que he encontrado a lo largo de la historia de la literatura griega, desde Heródoto hasta Procopio, en los que se usa la expresión ἐκ γυναικός. Para respetar el paralelismo con la frase de Gálatas, he colocado en primer lugar todos aquellos ejemplos en los que la expresión ἐκ γυναικός se usa con el verbo γίγνομαι (gígnomai). También se emplean otros verbos, aunque con menos frecuencia, como γεννάω (gennáo, engendrar), o εἰμί (eimí, ser, tener). En las dos últimas secciones presento algunos de estos ejemplos. Pero en todos los casos, incluidos estos últimos, siempre se cumple la misma regla, que la frase de Gálatas incumple de modo flagrante. No hay excepciones. Independientemente del verbo con el que se use, sea el verbo γίγνομαι o cualquier otro, la expresión ἐκ γυναικός nunca va sola, sino que exige la presencia del artículo, o de un pronombre, o un adjetivo, o un sustantivo, o un nombre propio, o varios de estos elementos. La expresión ἐκ γυναικός por sí sola no significa NADA. En muchos de estos ejemplos se menciona el nombre de la mujer o su gentilicio, o los dos, mientras que la frase de Gálatas adolece de un vacío. Para que el lector pueda comprobarlo por sí mismo, incluso el que no sepa griego, he puesto en negrita las tres palabras que forman la expresión nacido de una mujer, y he señalado en todos los ejemplos las características gramaticales (que se refieren al texto griego, no a la traducción). Las traducciones de los mismos son mías.
Espero que disfruten de este breve paseo por la literatura griega de la mano de esta anónima y ficticia mujer de Gálatas.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
NOTAS
1. Orígenes, Contra Celso, 1.49
1. Orígenes, Contra Celso, 1.49
2. Los judíos aborrecían toda clase de idolatría, y la tenían expresamente prohibida, por lo que nunca jamás un judío podía haber dicho de sí mismo o a otro que era el Hijo de Dios, como se narra en los evangelios. Para un judío, esto sería una horrible blasfemia, y nunca pudo haber sucedido, porque para los cristianos las blasfemias estaban entre las cosas que contaminan al hombre (Mt 15.20). Los evangelistas eran perfectamente conscientes de este enorme disparate, pues la peor acusación contra Jesús que se inventan es precisamente la de blasfemia (Mc 14.63; Mt 26.65; Jn 10.36).
3. Los gnósticos sostenían que la Madre mítica era el Espíritu, que se identificaba con el Semen, pues este contenía aquel, y lo que contiene una cosa se identifica con ella misma. Véase la página Por qué escribo este blog, nota 11.
4. θεὸς ἐγώ εἰμι καὶ οὐκ ἄνθρωπος
Yo soy Dios, y no hombre, Os 8.4.
οὐχ ὡς ἄνθρωπος ὁ θεὸς / οὐδὲ ὡς υἱὸς ἀνθρώπου
Dios no (es) como un hombre / ni como un hijo de hombre, Núm 23.19, Jud 8.16.
Yo soy Dios, y no hombre, Os 8.4.
οὐχ ὡς ἄνθρωπος ὁ θεὸς / οὐδὲ ὡς υἱὸς ἀνθρώπου
Dios no (es) como un hombre / ni como un hijo de hombre, Núm 23.19, Jud 8.16.
5. Atenágoras, Legación, 21.
6. No puede el hombre recibir nada, si no le ha sido dado del cielo. Jn 3.27
7. En consonancia con esta madre mítica, el autor del Apocalipsis describe la Jerusalén celestial como una novia (o esposa, νύμφην) que se ha adornado para su esposo (ἀνδρὶ). Según los autores de las epístolas 2 Corintios y Efesios este varón o esposo era Cristo (2Co 11.2; Ef 5.22-32). Pero si el que tiene la esposa es el esposo (ὁ ἔχων τὴν νύμφην νυμφίος ἐστίν, Jn 3.29), ¿quién era la esposa? La novia o esposa era el alma del hombre (es decir, su semen), que era vista como una mujer, o mejor dicho, como una adúltera o una puta arrepentida, porque ¿qué recompensa dará un hombre por su alma? (Mc 8.37; par.). Por esta razón, cuando más tarde se inventó la historia del Hijo de Dios, los evangelistas describieron a Jesús como un novio o esposo (νυμφίος, Mr 2.19, par; Mt 25.1s), y perdona a una mujer que es pecadora y a otra en adulterio (Lc 7.37s; Jn 8.3s). Y por esta razón, además, la Iglesia, la esposa de Cristo, era La Gran Puta Madre, y a ella le he dedicado tres páginas en este blog. Véase la página Novias.
En efecto, los gnósticos se veían a sí mismos como mujeres: porque son mujeres, como ellos mismos lo confiesan (sunt enim feminæ, quemadmodum ipsi confitentur. San Ireneo, Adversus hæreses, 2.30.5). La mujer en realidad no contaba para nada, identificada con la tierra y la materia, con la carne y el cuerpo: porque la carne no sirve para nada (ἡ σὰρξ οὐκ ὠφελεῖ οὐδέν, Jn 6.63), y no andamos ni militamos según la carne (Ro 8.3; 2Co 10.3). Por supuesto, esto implicaba forzosamente que el Logos nunca se encarnó o se hizo carne (caro factum est, Jn 1.14) en sentido real, porque la carne desea contra el espíritu (Gál 5.17), y porque los que están en la carne (in carne sunt) no pueden agradar a Dios, Ro 8.8), ni tampoco existió nunca ni pudo existir un hombre real sobre el que ellos proyectaron estas fantasías.
No se olvide que Eva es definida como carne de mi carne (caro de carne mea, Gén 2.23); por lo que san Agustín, invirtiendo la imaginería gnóstica, dirá que nuestra Eva interior es nuestra carne (Eva nobis interior caro nostra est, Enarrationes, 48.6). Por esto se dice que el hombre se unirá a la mujer y los dos serán en una sola carne (εἰς σάρκα μίαν, in carne una, Ef 4.4), pero nunca se dice que sean en un solo espíritu, a pesar de que los cristianos utilizaban esta expresión (ἓν πνεῦμά, unus spiritus / in uno spiritu, 1Co 12.9,11,13; Fil 1.27; Ef 4.4). Y no solo no se dice, sino que los cristianos contraponían el unirse en una sola carne a unirse en un solo espíritu (1Co 6.17) ¿Por qué, si el Señor se hizo carne, el que se unía al Señor no sería también, además de un solo espíritu, una sola carne, como el que se une con una puta? Esto demuestra que para el autor de estas palabras el Señor no se hizo carne, como afirmaban los gnósticos, de lo contrario nunca habría usado esta imagen tan realista. Por la misma razón, el autor de Gálatas rechazaba explícitamente la unión carnal: porque el que siembra en su carne (εἰς τὴν σάρκα ἑαυτοῦ) de la carne segará corrupción (Quoniam qui seminat in carne sua, de carne et metet corruptionem, Gál 6,8). Y la epístola a los Efesios no deja ningún lugar a dudas de qué había de entenderse por su carne (τὴν ἑαυτοῦ σάρκα): su mujer (τὴν ἑαυτοῦ γυναῖκα, Ef 5,28,29).
Por tanto, la negación de la carne (in carne non estis; non carni; carnis curam ne feceritis, Ro 8.9,12; 13.14) era una negación de la mujer. Y si los que son de Cristo han crucificado la carne (Qui autem sunt Christi, carnem suam crucifixerunt, Gál 5.24), ¿cómo iban entonces a pensar los autores de las epístolas que el Hijo de Dios había nacido realmente de una mujer?
La negación y el desprecio de la carne se traducían en los horribles y viles mandatos de que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo (Ro 12.1), y matad (νεκρώσατε) los miembros (que están) sobre la tierra (mortificate ergo membra vestra, quæ sunt super terram, Co 3.5), lo que consistía, según el autor de Gálatas, en matar las obras de la carne (opera carnis, Gál 6.19), o lo que es lo mismo, matar a nuestra Eva interior; lo que los llevaba directamente al suicidio o martirio mediante penitencias y autotorturas, porque el morir es ganancia (mori lucrum, Fil 1.21), aunque no todos resistían hasta la sangre (usque ad sanguinem, Heb 12.4). Los mártires no eran víctimas de circo (que nunca existieron), sino que llevaban las fieras dentro de sí mismos: los deseos carnales que batallan contra el alma (carnalibus desideriis, quæ militant adversus animam, 1Pe 2.11), pues el Diablo era como un león rugiente (diabolus tamquam leo rugiens, 1Pe 5.8), el cual tenía el sublime oficio, aunque no era un carcelero, de arrojar (a algunos) de vosotros a la cárcel (diabolus aliquos ex vobis in carcerem, Ap 2.10).
8. Hallamos, entre otras muchas, a tu abuela Loida y a tu madre Eunice (2Ti 1.5), a Evodia y a Síntique, que han luchado mucho por el evangelio conmigo (Fi 4.2-3), a Febe, la cual es diaconisa de la iglesia, y a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor (Ro 16.1,12). También se mencionan los nombres de cinco mujeres bíblicas: Eva (2 veces), Sara (4 veces), Agar (2 veces), Rebeca, y Rahab (2 veces).
6. No puede el hombre recibir nada, si no le ha sido dado del cielo. Jn 3.27
7. En consonancia con esta madre mítica, el autor del Apocalipsis describe la Jerusalén celestial como una novia (o esposa, νύμφην) que se ha adornado para su esposo (ἀνδρὶ). Según los autores de las epístolas 2 Corintios y Efesios este varón o esposo era Cristo (2Co 11.2; Ef 5.22-32). Pero si el que tiene la esposa es el esposo (ὁ ἔχων τὴν νύμφην νυμφίος ἐστίν, Jn 3.29), ¿quién era la esposa? La novia o esposa era el alma del hombre (es decir, su semen), que era vista como una mujer, o mejor dicho, como una adúltera o una puta arrepentida, porque ¿qué recompensa dará un hombre por su alma? (Mc 8.37; par.). Por esta razón, cuando más tarde se inventó la historia del Hijo de Dios, los evangelistas describieron a Jesús como un novio o esposo (νυμφίος, Mr 2.19, par; Mt 25.1s), y perdona a una mujer que es pecadora y a otra en adulterio (Lc 7.37s; Jn 8.3s). Y por esta razón, además, la Iglesia, la esposa de Cristo, era La Gran Puta Madre, y a ella le he dedicado tres páginas en este blog. Véase la página Novias.
En efecto, los gnósticos se veían a sí mismos como mujeres: porque son mujeres, como ellos mismos lo confiesan (sunt enim feminæ, quemadmodum ipsi confitentur. San Ireneo, Adversus hæreses, 2.30.5). La mujer en realidad no contaba para nada, identificada con la tierra y la materia, con la carne y el cuerpo: porque la carne no sirve para nada (ἡ σὰρξ οὐκ ὠφελεῖ οὐδέν, Jn 6.63), y no andamos ni militamos según la carne (Ro 8.3; 2Co 10.3). Por supuesto, esto implicaba forzosamente que el Logos nunca se encarnó o se hizo carne (caro factum est, Jn 1.14) en sentido real, porque la carne desea contra el espíritu (Gál 5.17), y porque los que están en la carne (in carne sunt) no pueden agradar a Dios, Ro 8.8), ni tampoco existió nunca ni pudo existir un hombre real sobre el que ellos proyectaron estas fantasías.
No se olvide que Eva es definida como carne de mi carne (caro de carne mea, Gén 2.23); por lo que san Agustín, invirtiendo la imaginería gnóstica, dirá que nuestra Eva interior es nuestra carne (Eva nobis interior caro nostra est, Enarrationes, 48.6). Por esto se dice que el hombre se unirá a la mujer y los dos serán en una sola carne (εἰς σάρκα μίαν, in carne una, Ef 4.4), pero nunca se dice que sean en un solo espíritu, a pesar de que los cristianos utilizaban esta expresión (ἓν πνεῦμά, unus spiritus / in uno spiritu, 1Co 12.9,11,13; Fil 1.27; Ef 4.4). Y no solo no se dice, sino que los cristianos contraponían el unirse en una sola carne a unirse en un solo espíritu (1Co 6.17) ¿Por qué, si el Señor se hizo carne, el que se unía al Señor no sería también, además de un solo espíritu, una sola carne, como el que se une con una puta? Esto demuestra que para el autor de estas palabras el Señor no se hizo carne, como afirmaban los gnósticos, de lo contrario nunca habría usado esta imagen tan realista. Por la misma razón, el autor de Gálatas rechazaba explícitamente la unión carnal: porque el que siembra en su carne (εἰς τὴν σάρκα ἑαυτοῦ) de la carne segará corrupción (Quoniam qui seminat in carne sua, de carne et metet corruptionem, Gál 6,8). Y la epístola a los Efesios no deja ningún lugar a dudas de qué había de entenderse por su carne (τὴν ἑαυτοῦ σάρκα): su mujer (τὴν ἑαυτοῦ γυναῖκα, Ef 5,28,29).
Por tanto, la negación de la carne (in carne non estis; non carni; carnis curam ne feceritis, Ro 8.9,12; 13.14) era una negación de la mujer. Y si los que son de Cristo han crucificado la carne (Qui autem sunt Christi, carnem suam crucifixerunt, Gál 5.24), ¿cómo iban entonces a pensar los autores de las epístolas que el Hijo de Dios había nacido realmente de una mujer?
La negación y el desprecio de la carne se traducían en los horribles y viles mandatos de que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo (Ro 12.1), y matad (νεκρώσατε) los miembros (que están) sobre la tierra (mortificate ergo membra vestra, quæ sunt super terram, Co 3.5), lo que consistía, según el autor de Gálatas, en matar las obras de la carne (opera carnis, Gál 6.19), o lo que es lo mismo, matar a nuestra Eva interior; lo que los llevaba directamente al suicidio o martirio mediante penitencias y autotorturas, porque el morir es ganancia (mori lucrum, Fil 1.21), aunque no todos resistían hasta la sangre (usque ad sanguinem, Heb 12.4). Los mártires no eran víctimas de circo (que nunca existieron), sino que llevaban las fieras dentro de sí mismos: los deseos carnales que batallan contra el alma (carnalibus desideriis, quæ militant adversus animam, 1Pe 2.11), pues el Diablo era como un león rugiente (diabolus tamquam leo rugiens, 1Pe 5.8), el cual tenía el sublime oficio, aunque no era un carcelero, de arrojar (a algunos) de vosotros a la cárcel (diabolus aliquos ex vobis in carcerem, Ap 2.10).
8. Hallamos, entre otras muchas, a tu abuela Loida y a tu madre Eunice (2Ti 1.5), a Evodia y a Síntique, que han luchado mucho por el evangelio conmigo (Fi 4.2-3), a Febe, la cual es diaconisa de la iglesia, y a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor (Ro 16.1,12). También se mencionan los nombres de cinco mujeres bíblicas: Eva (2 veces), Sara (4 veces), Agar (2 veces), Rebeca, y Rahab (2 veces).
9. Tan solo en la breve epístola 2 Timoteo, por ejemplo, son mencionadas todas estas ciudades y regiones: Roma, Antioquía, Iconio, Listra, Éfeso (2 veces), Tesalónica, Troas, Corinto, Mileto, Asia, Galacia y Dalmacia.
En la epístola a los Romanos aparece la frase, gramaticalmente similar a la de Gálatas, nacido del esperma de David, τοῦ γενομένου ἐκ σπέρματος Δαυὶδ (Ro 1.3). En los 19 casos en que se emplea en la Septuaginta (o 20 si se cuenta Tobit S 6.19), y en los cuatro del Nuevo Testamento, la expresión ἐκ σπέρματος (ek spérmatos) nunca va sola. Siempre se construye con un nombre o un pronombre o un sustantivo. Sin embargo, una comparación detallada con los casos en los que se emplea la expresión ἐκ σπέρματος en la Septuaginta demuestra que aquí también falla algo. Hay una diferencia importante entre la frase de Romanos y los demás casos. De todos los casos en que se emplea la expresión ἐκ σπέρματος en la Septuaginta ninguno de ellos se construye con el verbo γίγνομαι que es usado en Romanos, lo que indica que el uso de este verbo era innecesario. Se dice hombre del esperma de Aarón (ἄνθρωπος ἐκ τοῦ σπέρματος Ααρων, Lev 22.4), no hombre nacido del esperma de Aarón, o virgen del esperma de Israel (παρθένον ἐκ τοῦ σπέρματος Ισραηλ, Ez 44.22), no virgen nacida del esperma de Israel. Que el verbo γίγνομαι no era necesario lo demuestra que la expresión completa ἐκ σπέρματος Δαυὶδ es usada dos veces sin él (Jn 7.42; 2Ti 2.8). Además, el autor de Romanos usa la expresión del esperma de Abraham (ἐκ σπέρματος Ἀβραάμ, Ro 11.1), en el sentido de una descendencia patrilineal específica, la suya propia, pero no usa el verbo γίγνομαι. Pero si el verbo γίγνομαι no era necesario, ¿por qué lo utiliza entonces en Romanos 1.3? Porque no se refería a una línea específica de descendencia paterna, sino general. Es decir, al igual que en la frase de Gálatas, para el autor de Romanos esta frase no tenía ningún sentido específico, sino abstracto o simbólico o mítico. Y al igual que el autor de Gálatas, el de Romanos estaba fantaseando, pues se refiere explícitamente al Hijo de Dios, y no a un hombre histórico, del que no sabía dónde ni de quién nació. Si la frase de Romanos tuviera un sentido concreto o histórico sobraba el verbo γίγνομαι. En efecto, en Aristóteles y en Plutarco se halla la expresión ἐκ σπέρματος junto con el verbo γίγνομαι, y en ambos casos están hablando en sentido general o abstracto, y no de una descendencia patrilineal concreta. Aristóteles afirma que hay seres que nacen del esperma y sin esperma (ἐκ σπέρματος γίγνεται καὶ ἄνευ σπέρματος, Metafísica, 7.1032a), y en otra parte dice que todo nace del esperma y del semen (πᾶν ἐκ σπέρματος καὶ γονῆς γίγνεται, De generatione animalium, 2.1.734a). Plutarco cita a Crisipo, según el cual no se llama padre de la placenta el que suministra el esperma, aunque ha nacido del esperma (Οὐδὲ γὰρ χορίου φησὶ Χρύσιππος πατέρα καλεῖσθαιτὸν παρασχόντα τὸ σπέρμα, καίπερ ἐκ τοῦ σπέρματος γεγονότος. Cuestiones platónicas, 2).1 También en el tratado hipocrático Sobre la naturaleza del niño se usa la expresión ἐκ σπέρματος con el verbo γίγνομαι: nacida del esperma, cierto que como de lo húmedo (ἐκ σπέρματος γοῦν ἅτε ἀφ᾿ ὑγροῦ γενόμενον, § 22). Pero al igual que en los casos anteriores también aquí se está hablando en sentido general o abstracto. El autor está explicando cómo nace una planta, porque sostiene que el feto se desarrolla en el útero igual que una planta en la tierra.
Por tanto, el autor de Romanos no entendía la expresión ἐκ σπέρματος en el sentido de una línea específica y concreta de descendencia paterna, sino en sentido general y abstracto o simbólico, pues afirma explícitamente que Abraham es padre de todos nosotros (pater est omnium nostrum), y padre de muchas naciones, según lo que se dice de él: así será tu esperma (οὕτως ἔσται τὸ σπέρμα σου / Sic erit semen tuum, Ro 4.16,17). Y asimismo afirma que no porque son esperma / semen de Abraham, (son) todos hijos (οὐδ' ὅτι εἰσὶ σπέρμα Ἀβραάμ, πάντες τέκνα / neque qui semen sunt Abrahæ, omnes filii, Ro 9.7). Y del mismo modo, el autor de Gálatas, prescindiendo de toda referencia a una descendencia patrilineal, afirma que ya no hay judío ni griego, ni macho ni hembra. Y si sois de Cristo, ciertamente esperma / semen de Abraham sois (τοῦ Ἀβραὰμ σπέρμα ἐστέ / semen Abrahæ estis, Gál 3.28,29). Evidentemente, para el autor de las epístolas paulinas la expresión ἐκ σπέρματος (ex semine) no tenía tenía ningún sentido real y objetivo, sino solamente simbólico o mítico. Y el autor del evangelio de Juan hacía exactamente lo mismo cuando dice a los judíos que habían creído (¡sic!) en Jesús: Sé que sois esperma de Abraham (σπέρμα Ἀβραάμ ἐστε) y a continuación les asesta: vosotros sois del padre el Diablo (Jn 8.31,33,37,44). Salta a la vista que el autor de Juan no podía estar diciendo que Abraham era el Diablo, y por tanto tampoco él entendía en sentido real la expresión ἐκ τοῦ σπέρματος Δαυίδ (Jn 7.42), siendo el único que la usa, aunque sea en una pregunta negativa y con una referencia explícita a la Escritura. Es decir, el evangelista no estaba describiendo ninguna realidad, pues él afirma explícitamente que los hijos de Dios no son engendrados ni de voluntad de carne (de mujer), ni de voluntad de varón (neque ex voluntate carnis, neque ex voluntate viri, Jn 1.13), por lo que la afirmación subsiguiente (y toda la historia subsiguiente) de que el Logos —el esperma de Dios—2 se hizo carne (Verbum caro factum est, Jn 1.14), pertenece plenamente al mundo imaginario del mito, porque el Logos no era una extraña sustancia química que se podía convertir en carne, ni era una palabra mágica de Dios, porque el reino de Dios no consiste en palabra (οὐ γὰρ ἐν λόγῳ, 1Co 4.20).
Cristo no era de ningún esperma, sino el Esperma mismo: el semen es el Verbo de Dios, semen est verbum Dei, Lc 8.11). Y en efecto, el semen divino ha nacido de una mujer: que Dios te conceda esperma de esta mujer (Reddat tibi Dominus semen de muliere hac, 1Sam 2.20), y este semen era siempre del semen de un hombre (ἐκ σπέρματος ἀνδρὸς, ex semine hominis, Sab 7.2). Pero aquí era donde se producía el cortocircuito del mito, porque ellos situaban a Dios en el hombre: Dios está realmente en vosotros, Cristo está en vosotros,3 especialmente cuando comemos el semen (eucaristía) que contenía el espíritu de la vida (Ro 8.2; Ap 11.11); y al mismo tiempo lo situaban a una distancia infinita del hombre: en una luz inaccesible (1Tim 6.16). Para salvar esta distancia infinita entre el mito y el hombre ellos inventaron la historia ficticia de Jesús, un hombre que muere y resucita, pues el esperma muere y resucita, y el mito se hizo hombre. No se inventó un mito a partir de un hombre que había existido, sino que a partir de un mito existente en aquella época se inventó un hombre.
Cristo no era de ningún esperma, sino el Esperma mismo: el semen es el Verbo de Dios, semen est verbum Dei, Lc 8.11). Y en efecto, el semen divino ha nacido de una mujer: que Dios te conceda esperma de esta mujer (Reddat tibi Dominus semen de muliere hac, 1Sam 2.20), y este semen era siempre del semen de un hombre (ἐκ σπέρματος ἀνδρὸς, ex semine hominis, Sab 7.2). Pero aquí era donde se producía el cortocircuito del mito, porque ellos situaban a Dios en el hombre: Dios está realmente en vosotros, Cristo está en vosotros,3 especialmente cuando comemos el semen (eucaristía) que contenía el espíritu de la vida (Ro 8.2; Ap 11.11); y al mismo tiempo lo situaban a una distancia infinita del hombre: en una luz inaccesible (1Tim 6.16). Para salvar esta distancia infinita entre el mito y el hombre ellos inventaron la historia ficticia de Jesús, un hombre que muere y resucita, pues el esperma muere y resucita, y el mito se hizo hombre. No se inventó un mito a partir de un hombre que había existido, sino que a partir de un mito existente en aquella época se inventó un hombre.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
NOTAS
1. John Pearson (Exposition of the Creed, p. 46, nota 71) explicaba la aparente dificultad de este texto así:
But χόριον (not χωρίον) is the secunda, the coat (or rather coats in the acception of Chrysippus, and the language of those times) in which the foetus is involved in the mother's womb. Though therefore both the secunda and the foetus be made of the seed (justamente así es como se traduce la frase de Romanos al inglés) of the male in the philosophy of Chrysippus, yet he is not called Father of the afterbirth, but of the child; the one being endued with life and reason, and the other not.
2. El esperma de Dios, el Logos (τοῦ θεοῦ σπέρμα, ὁ λόγος, san Justino, Apología I 32.8).
El autor de Romanos identificaba explícitamente el Logos de Dios (ὁ λόγος τοῦ θεοῦ, Ro 9.6) con el esperma (σπέρμα, Ro 9.7,8), por lo que este Logos (ὁ λόγος οὖτος) se refiere explícitamente a que Sara tendrá un hijo (Ro 9.9), pero esta importante identidad se pierde o desaparece en las traducciones, convirtiendo el texto en una insulsa tontería.
3. 1Co 14.25; Ro 8.10; 2Co 13.3,5; Gál 1.16; 2.20; Col 1.27; Jn 14.20; 17.23.
1. John Pearson (Exposition of the Creed, p. 46, nota 71) explicaba la aparente dificultad de este texto así:
But χόριον (not χωρίον) is the secunda, the coat (or rather coats in the acception of Chrysippus, and the language of those times) in which the foetus is involved in the mother's womb. Though therefore both the secunda and the foetus be made of the seed (justamente así es como se traduce la frase de Romanos al inglés) of the male in the philosophy of Chrysippus, yet he is not called Father of the afterbirth, but of the child; the one being endued with life and reason, and the other not.
2. El esperma de Dios, el Logos (τοῦ θεοῦ σπέρμα, ὁ λόγος, san Justino, Apología I 32.8).
El autor de Romanos identificaba explícitamente el Logos de Dios (ὁ λόγος τοῦ θεοῦ, Ro 9.6) con el esperma (σπέρμα, Ro 9.7,8), por lo que este Logos (ὁ λόγος οὖτος) se refiere explícitamente a que Sara tendrá un hijo (Ro 9.9), pero esta importante identidad se pierde o desaparece en las traducciones, convirtiendo el texto en una insulsa tontería.
3. 1Co 14.25; Ro 8.10; 2Co 13.3,5; Gál 1.16; 2.20; Col 1.27; Jn 14.20; 17.23.
45 pruebas de que la expresión γενόμενον ἐκ γυναικός / nacido de una mujer no tenía ningún sentido histórico.
Ejemplo 1
Heródoto, Historias, 1.61
ὁ Πεισίστρατος κατὰ τὴν ὁμολογίην τὴν πρὸς Μεγακλέα γενομένην γαμέει τοῦ Μεγακλέος τὴν θυγατέρα. οἷα δὲ παίδων τέ οἱ ὑπαρχόντων νεηνιέων καὶ λεγομένων ἐναγέων εἶναι τῶν Ἀλκμεωνιδέων, οὐ βουλόμενός οἱ γενέσθαι ἐκ τῆς νεογάμου γυναικὸς τέκνα ἐμίσγετό οἱ οὐ κατὰ νόμον
Pisístrato, según el acuerdo que hizo con Megacles, se casó con la hija de Megacles; pero como tenía ya hijos jóvenes y se decía de los Alcmeónidas que estaban malditos, no queriendo tener (o, que nacieran) hijos de la mujer recién casada, se unía a ella no según la ley.
Heródoto, Historias, 1.61
ὁ Πεισίστρατος κατὰ τὴν ὁμολογίην τὴν πρὸς Μεγακλέα γενομένην γαμέει τοῦ Μεγακλέος τὴν θυγατέρα. οἷα δὲ παίδων τέ οἱ ὑπαρχόντων νεηνιέων καὶ λεγομένων ἐναγέων εἶναι τῶν Ἀλκμεωνιδέων, οὐ βουλόμενός οἱ γενέσθαι ἐκ τῆς νεογάμου γυναικὸς τέκνα ἐμίσγετό οἱ οὐ κατὰ νόμον
Pisístrato, según el acuerdo que hizo con Megacles, se casó con la hija de Megacles; pero como tenía ya hijos jóvenes y se decía de los Alcmeónidas que estaban malditos, no queriendo tener (o, que nacieran) hijos de la mujer recién casada, se unía a ella no según la ley.
Características:
Se mencionan el parentesco y el linaje de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικός se construye con el artículo y un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 2
Se mencionan el parentesco y el linaje de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικός se construye con el artículo y un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 2
Heródoto, Historias, 4.78
Ἀριαπείθεϊ γὰρ τῷ Σκυθέων βασιλέι γίνεται μετ᾽ ἄλλων παίδων Σκύλης: ἐξ Ἰστριηνῆς δὲ γυναικὸς οὗτος γίνεται καὶ οὐδαμῶς ἐγχωρίης·
Ἀριαπείθεϊ γὰρ τῷ Σκυθέων βασιλέι γίνεται μετ᾽ ἄλλων παίδων Σκύλης: ἐξ Ἰστριηνῆς δὲ γυναικὸς οὗτος γίνεται καὶ οὐδαμῶς ἐγχωρίης·
Ariapites, pues, rey de los escitas, tuvo,
entre otros hijos, a Esciles: y este nacido (o, tenido) de una mujer de
Istria y no indígena.
Características:
Se mencionan la madre (μήτηρ, en el texto), y el gentilicio de la mujer.La expresión ἐκ γυναικός se construye con dos adjetivos.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 3
Heródoto, Historias, 5.94
ἀνεχώρεε δὲ ὀπίσω ἐς Σίγειον, τὸ εἷλε Πεισίστρατος αἰχμῇ παρὰ Μυτιληναίων, κρατήσας δὲ αὐτοῦ κατέστησε τύραννον εἶναι παῖδα τὸν ἑωυτοῦ νόθον Ἡγησίστρατον, γεγονότα ἐξ Ἀργείης γυναικός,
y se retiró de nuevo a Sigeo, que Pisístrato tomó a punta de lanza de los mitilenos, y apoderado de él, estableció a un tirano que era hijo suyo bastardo, Hegesístrato, que había tenido (o, nacido) de una mujer argiva.
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer.La expresión ἐκ γυναικός se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 4
Heródoto, Historias, 7.2
ἦσαν γὰρ Δαρείῳ καὶ πρότερον ἢ βασιλεῦσαι γεγονότες τρεῖς παῖδες ἐκ τῆς προτέρης γυναικός, Γοβρύεω θυγατρός, καὶ βασιλεύσαντι ἐξ Ἀτόσσης τῆς Κύρου ἕτεροι τέσσερες.
Pues Darío tenía, antes de que reinara, tres hijos, habidos (o, nacidos) de la primera mujer, hija de Gobrías, y reinando [tuvo] otros cuatro de Atosa, [hija] de Ciro.
Características:
Se mencionan la madre (μήτηρ, en el texto), el parentesco de las dos mujeres, y el nombre de la segunda. La expresión ἐκ γυναικός se construye con el artículo y un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 5
Iseo, Filoctemón, 5
ἐπειδὴ γὰρ τῷ Φιλοκτήμονι ἐκ μὲν τῆς γυναικὸς ᾗ συνῴκει οὐκ ἦν παιδίον οὐδέν,
puesto que Filoctemón no tenía ningún hijo de la mujer con la que estaba casado,
Filoctemón, 7
εἰ μὴ γένοιτο αὑτῷ παιδίον ἐκ τῆς γυναικός,
si no tuviera (o, le naciera) un hijo de la mujer.
Características:
La expresión ἐκ γυναικός se construye el artículo y un pronombre, en el primer caso, y con el artículo, en el segundo.
Verbo: εἰμί, γίγνομαι.
Ejemplo 6
Demóstenes, Contra Eubúlides, 37
ἐμοὶ γὰρ ἦν πάππος, ὦ ἄνδρες Ἀθηναῖοι, τῆς μητρὸς πατήρ, Δαμόστρατος Μελιτεύς. τούτῳ γίγνονται τέτταρες παῖδες, ἐκ μὲν ἧς τὸ πρῶτον ἔσχεν γυναικὸς θυγάτηρ καὶ υἱὸς ᾧ ὄνομ᾽ Ἀμυθέων, ἐκ δὲ τῆς ὕστερον, Χαιρεστράτης, ἡ μήτηρ ἡ ἐμὴ καὶ Τιμοκράτης.
En efecto, mi abuelo, oh varones atenienses, el padre de mi madre, era Damóstratos de Melite. A este le nacieron (o, este tuvo) cuatro hijos; de la primera mujer que tuvo, una hija y un hijo, de nombre Amiteo; de la segunda, Queréstrate, mi madre y Timócratres.
Características:
Se mencionan la abuela (τήθη, en el texto. Aquí se habla de abuelos) y el nombre de la misma.La expresión ἐκ γυναικός se construye con el artículo y un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 7
Aristóteles. Constitución de Atenas, 4.2
Aristóteles. Constitución de Atenas, 4.2
στρατηγοὺς δὲ καὶ ἱππάρχους οὐσίαν ἀποφαίνοντας οὐκ ἔλαττον ἢ ἑκατὸν μνῶν ἐλευθέραν, καὶ παῖδας ἐκ γαμετῆς γυναικὸς γνησίους ὑπὲρ δέκα ἔτη γεγονότας.
los estrategos y los jefes de caballería habían de probar una hacienda libre no menor de cien minas, e hijos legítimos de más de diez años tenidos (o, nacidos) de mujer esposa.
los estrategos y los jefes de caballería habían de probar una hacienda libre no menor de cien minas, e hijos legítimos de más de diez años tenidos (o, nacidos) de mujer esposa.
Características:
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un sustantivo.
Verbo: γίγνομαι
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 8
Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, 4.15
ἠξίωσε δὲ ταύτης τῆς προσηγορίας τῶν ἐκ θνητῶν γυναικῶν γενομένων Διόνυσον καὶ Ἡρακλέα, οὐ μόνον ὅτι πατρὸς ἦσαν Διός,
y consideró dignos de esta denominación, de los nacidos de mujeres mortales, a Dioniso y Heracles, no solo porque eran de [su] Padre Zeus
Características:
la expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 9
Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, 3.57
Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, 3.57
Οὐρανοῦ δὲ μυθολογοῦσι γενέσθαι παῖδας ἐκ πλειόνων γυναικῶν πέντε πρὸς τοῖς τετταράκοντα,
Y cuenta el mito que de Urano nacieron cuarenta y cinco hijos de muchas mujeres
Características:
La expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 10
Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades romanas, 1.43.1
Λέγουσι δέ τινες αὐτὸν καὶ παῖδας ἐν τοῖς χωρίοις τούτοις, ἃ νῦν Ῥωμαῖοι κατοικοῦσιν, ἐκ δύο γυναικῶν γενομένους καταλιπεῖν· Πάλλαντα μὲν ἐκ τῆς Εὐάνδρου θυγατρός, ᾗ Λαῦναν ὄνομά φασιν εἶναι, Λατῖνον δὲ ἔκ τινος ὑπερβορίδος κόρης,
Y algunos dicen que él también dejó en estas regiones, que ahora habitan los romanos, los hijos tenidos (o, nacidos) de dos mujeres: Palante, de la hija de Evandro, cuyo nombre dicen que era Lavinia; y Latino, de una muchacha hiperbórea.
Características:
Se mencionan el parentesco y el nombre de una de la mujeres, y el gentilicio y el embarazo (ἐγκύμονα, en el texto) de la otra.
La expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo numeral.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 11
Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades romanas, 4.6.6
οὐκ ἄρα νηπίους κατέλιπεν υἱοὺς ὁ Ταρκύνιος ἐκ ταύτης γεγονότας τῆς γυναικός.
por consiguiente, Tarquinio no dejó hijos menores de edad tenidos (o nacidos) de esta mujer.
por consiguiente, Tarquinio no dejó hijos menores de edad tenidos (o nacidos) de esta mujer.
Características:
Se mencionan la madre (μήτηρ, en el texto), el gentilicio (γυναῖκα Τυρρηνίδα, mujer tirrena, 4.6.3), la edad y el nombre de la mujer (Τανακυλίδα, Tanaquil, 4.2.2; 4.7.4).
La expresión ἐκ γυναικός se construye con el artículo y un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 12
Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades romanas, 4.28.1
ἦσαν τῷ Τυλλίῳ δύο θυγατέρες ἐκ γυναικὸς γενόμεναι Ταρκυνίας, ἣν ἐνεγγύησεν αὐτῷ βασιλεὺς Ταρκύνιος.
Tulio tenía dos hijas, habidas (o, nacidas) de [su] mujer Tarquinia, que el rey Tarquinio había desposado con él.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un nombre propio.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 13
Estrabón, Geografía, 6.3.2
Ἰάπυγας δὲ λεχθῆναι πάντας φασὶ μέχρι τῆς Δαυνίας ἀπὸ Ἰάπυγος, ὃν ἐκ Κρήσσης γυναικὸς Δαιδάλῳ γενέσθαι φασὶ
Y se dice que hasta la Daunia todos fueron llamados yapigios, de Yápix, el cual se dice que tuvo (o, que le nació a) Dédalo de una mujer cretense.
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 14
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 2.1.2 (2.4)
Γίνεται δὲ καὶ πατὴρ παίδων πέντε τὸν ἀριθμόν, ὧν Ἰάους μὲν καὶ Ἰόλαμος καὶ Κορῆος ἐκ γυναικὸς μιᾶς Ἀλιβάμης τοὔνομα, τῶν δὲ λοιπῶν Ἀλιφάζης μὲν ἐξ Ἀδάσης, Ῥαουῆλος δὲ ἐκ Βασαμάθης ὑπῆρξαν αὐτῷ γεγονότες.
Y fue padre de un número de cinco hijos, de los cuales Iaous e Iolamos y Koreo le nacieron (o, los tuvo) de una sola mujer, de nombre Alibame, y de los demás que le nacieron (ὑπῆρξαν), Alifaz, de Adasa, y Rauel, de Basamate.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer, tres en este caso.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo numeral y un nombre propio.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 15
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 2.6.3 (2.102)
πατὴρ δ᾿ ἐστὶν ἡμῖν Ἰάκωβος ἀνὴρ Ἑβραῖος, ᾧ γινόμεθα δώδεκα παῖδες ἐκ γυναικῶν τεσσάρων
y nuestro padre es Jacob, varón hebreo, al que hemos nacido (o, el cual ha tenido) doce hijos de cuatro mujeres.
Características:
La expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo numeral.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 16
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 7.1.4 (7.21)
Ἐγένοντο δὲ κατὰ τοῦτον τὸν καιρὸν καὶ παῖδες Δαυίδῃ τὸν ἀριθμὸν ἓξ [ἐκ γυναικῶν τοσούτων], ὧν ὁ μὲν πρεσβύτατος ἐκ μητρὸς Ἀχίνας γενόμενος Ἀμνὼν ἐκλήθη, ὁ δὲ δεύτερος ἐκ γυναικὸς Ἀβιγαίας Δανίηλος, τῷ τρίτῳ δ' ἐκ τῆς Θολομαίου θυγατρὸς Μαχάμης φύντι τοῦ Γεσσιρῶν βασιλέως Ἀψάλωμος ὄνομα, τὸν δὲ τέταρτον Ἀδωνίαν ἐκ γυναικὸς Ἀήθης προσηγόρευσε,
Y durante este tiempo le nacieron a David un número de seis hijos [de otras tantas mujeres]; el mayor de los cuales, nacido (o, tenido) de una madre, Ajina, fue llamado Amnón; el segundo, de una mujer, Abigail, Daniel; y el tercero, de nombre Absalón, nacido de Majame, hija de Tolomeo, rey de los geseritas; y al cuarto lo nombró Adonías, de una mujer, Agite.
Características:
Se mencionan la madre (μήτηρ) y el nombre de las distintas mujeres.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo, el primer caso, y con un nombre propio en los otros dos.
Verbos: γίγνομαι, φύω
Ejemplo 17
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 7.7.4 (7.154)
Τῷ δ᾽ ἐκ τῆς Οὐρία γυναικὸς γενομένῳ παιδὶ Δαυίδῃ
Y al hijo que a David le nació (o, tuvo) de la mujer de Urías
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con el artículo y un nombre propio.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 18
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 7.14.4 (7.345)
Ὁ δὲ τέταρτος υἱὸς Δαυίδου νεανίας εὐειδὴς καὶ μέγας, ἐκ γυναικὸς αὐτῷ Αἰγίσθης γεγονὼς
Y el cuarto hijo de David [era] un joven hermoso y alto que le había nacido (o, que tuvo) de una mujer, Agite.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un nombre propio.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 19
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 8.8.1 (8.209)
Μετὰ δὲ τὴν Σολόμωνος τελευτὴν διαδεξαμένου τοῦ παιδὸς αὐτοῦ τὴν βασιλείαν Ῥοβοάμου, ὃς ἐκ γυναικὸς Ἀμμανίτιδος ὑπῆρχεν αὐτῷ γεγονὼς Νοομᾶς τοὔνομα,
Después de la muerte de Salomón, recibió el reino su hijo Roboam, el cual le nació (o, tuvo) de una mujer amonita que tuvo, de nombre Nooma,
Características:
Se mencionan el gentilicio y el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con con un adjetivo y un nombre propio.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 20
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 16.11.5 (16.382)
δύο νεανίσκους ἐκ βασιλίδος γυναικὸς γενομένους
a dos jóvenes nacidos (o, tenidos) de una mujer reina
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un sustantivo (o adjetivo: real, o regia).
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 21
Plutarco, Dión, 11
ἐπεὶ δὲ Λεπτίνης, ἐκ γυναικὸς ἣν διαφθείρας ἑτέρῳ συνοικοῦσαν ἔσχε γενομένων αὐτῷ δυοῖν θυγατέρων, τὴν ἑτέραν ἔδωκε Φιλίστῳ,
Pero cuando Leptines, que de una mujer que tuvo, a la que había seducido estando casada con otro, le nacieron dos hijas, le dio una de ellas a Filisto,
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un pronombre relativo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 22
Plutarco, Cimón, 16
καὶ τῶν γε παίδων τῶν διδύμων τὸν ἕτερον Λακεδαιμόνιον ὠνόμασε, τὸν δ᾽ ἕτερον Ἠλεῖον, ἐκ γυναικὸς αὐτῷ Κλειτορίας γενομένους,
καὶ τῶν γε παίδων τῶν διδύμων τὸν ἕτερον Λακεδαιμόνιον ὠνόμασε, τὸν δ᾽ ἕτερον Ἠλεῖον, ἐκ γυναικὸς αὐτῷ Κλειτορίας γενομένους,
y de sus hijos gemelos, a uno de ellos le puso el nombre de Lacedemonio, y al otro Eleo, nacidos (o, tenidos) de una mujer de Clítor.
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 23
Plutarco, Pericles, 29
ὅτι τῶν Κίμωνος υἱῶν τῷ μὲν ἦν Λακεδαιμόνιος ὄνομα, τῷ δὲ Θεσσαλός, τῷ δὲ Ἠλεῖος. ἐδόκουν δὲ πάντες ἐκ γυναικὸς Ἀρκαδικῆς γεγονέναι.
porque el nombre de los hijos de Cimón uno era Lacedemonio, otro Tésalo, y otro Eleo; y parece que todos habían nacido (o, fueron tenidos) de una mujer arcadia.
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 24
Plutarco, Alejandro, 77
γεγονότα μὲν ἐκ γυναικὸς ἀδόξου καὶ κοινῆς Φιλίννης,
había sido tenido (o, había nacido) de una mujer plebeya y pública, Filina.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con dos adjetivos.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 25
Plutarco, Paulo Emilio, 35
δύο δὲ παῖδες ἔτι τὴν ἡλικίαν, οὓς ἐπὶ τῆς οἰκίας εἶχε τῆς ἑαυτοῦ γεγονότας ἐξ ἑτέρας γυναικός,
y dos hijos todavía en la infancia, a los que mantuvo en su propia casa, nacidos (o, tenidos) de otra mujer.
Características:
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 26
Plutarco, Cuestiones romanas, 103
τοὺς γὰρ Σαβίνους φασὶ τὸ τῆς γυναικὸς αἰδοῖον ὀνομάζειν σπόριον, εἶθ᾿ οἷον ἐφυβρίζοντας οὕτω προσαγορεύειν τὸν ἐκ γυναικὸς ἀγάμου καὶ ἀνεγγύου γεγενημένον.
pues dicen que los Sabinos llamaron a las partes pudendas de la mujer spurium, [y] después denominaron de este modo, como insultando, al que había nacido de una mujer no casada ni prometida.
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con dos adjetivos.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 27
Pseudo-Apolodoro, Biblioteca, 2.1.4:
γίνονται δὲ ἐκ πολλῶν γυναικῶν Αἰγύπτῳ μὲν παῖδες πεντήκοντα, θυγατέρες δὲ Δαναῷ πεντήκοντα.
Y de muchas mujeres le nacieron a (o, tuvieron) Egipto cincuenta hijos, y a Dánao cincuenta hijas.
Biblioteca, 2.1.5:
οὗτοι γὰρ ἐκ βασιλίδος γυναικὸς Ἀργυφίης ἐγεγόνεισαν Αἰγύπτῳ.
pues estos le habían nacido a (o, los había tenido) Egipto de una mujer reina, Argifía.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo, en el primer caso, y con un sustantivo (o adjetivo: real, o regia) y un nombre propio, en el segundo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 28
Pausanias, Descripción de Grecia, 1.10.4
καὶ Ἀλέξανδρος ἠκολούθησεν, υἱὸς μὲν Λυσιμάχου, γεγονὼς δὲ ἐξ Ὀδρυσιάδος γυναικός.
y Alejandro los acompañó, hijo de Lisímaco, tenido (o, nacido) de una mujer odrisia.
Descripción de Grecia, 1.10.5
Ἀλέξανδρος δέ, ὃς ἐκ τῆς γυναικὸς Ὀδρυσίδος ἐγεγόνει οἱ,
Y Alejandro, el que había tenido (o, nacido) de la mujer odrisia,
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un adjetivo, en el primer caso, y con el artículo y un adjetivo, en el segundo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 29
Luciano de Samosata, Diálogos de los Dioses, 24
καὶ οἱ μὲν Ἀλκμήνης καὶ Σεμέλης ἐκ γυναικῶν δυστήνων γενόμενοι
y los [hijos] de Alcmena y de Sémele, nacidos de unas mujeres desgraciadas,
Características:
Se menciona el nombre de las mujeres.
La expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 30
Jenofonte de Éfeso, Efesíacas, 1.1
Τούτῳ τῷ Λυκομήδει ἐκ γυναικὸς ἐπιχωρίου Θεμιστοῦς γίνεται παῖς Ἁβροκόμης,
Este Licomedes, de una mujer indígena, Temisto, tenía un hijo, Habrocomes,
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 31
Olimpiodoro, Historias, 60a (Focio, Biblioteca, 80)
ὃς τά τε παιδία, ἃ ἐκ τῆς προτέρας γυναικὸς ἐτύγχανεν Ἀδαούλφῳ γεγενημένα, ἀνεῖλε βίᾳ τῶν τοῦ ἐπισκόπου Σιγησάρου κόλπων ἀποσπάσας,
Este mató a los hijos que Ataúlfo había tenido de la primera mujer, arrancandos a la fuerza de los regazos del obispo Sigesaro.
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 32
Proclo, Comentario sobre el Parménides, 2.24
καὶ τοῦ Πυριλάμπους παιδός· ἦν γὰρ καὶ ἐκείνῳ τοῦτο τὸ ὄνομα, ἐκ προτέρας τῷ Πυριλάμπει γενομένῳ γυναικός·
y del hijo de Pirilampes, pues este era también el nombre de aquel, que a Pirilampes le nació (o, tuvo) de una primera mujer.
Características:
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un adjetivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 33
Procopio, Historia de las guerras; De bello vandalico, 1.3.23 :
Γοδίγισκλος μὲν ἐτεθνήκει , διεδεξάσθην δὲ τὴν ἀρχὴν οἱ ἐκείνου παῖδες, Γόνθαρις μὲν ἐκ γυναικὸς αὐτῷ γεγονὼς γαμετῆς, Γιζέριχος δὲ νόθος.
Muerto Godigisclo, recibieron el poder los hijos de éste: Gontaris, que lo tuvo (o, le nació) de [su] mujer esposa, y Gizerico, bastardo.
Características:
La expresión ἐκ γυναικός se construye con un sustantivo.
Verbo: γίγνομαι
Ejemplo 34
Platón, Critias, 113c
οὕτω δὴ καὶ τὴν νῆσον Ποσειδῶν τὴν Ἀτλαντίδα λαχὼν ἐκγόνους αὑτοῦ κατῴκισεν ἐκ θνητῆς γυναικὸς γεννήσας ἔν τινι τόπῳ τοιῷδε τῆς νήσου.
así pues, Poseidón, que recibió en suerte la isla Atlántida, instaló los hijos que él había engendrado de una mujer mortal en un lugar de tal clase de la isla.
Características:
Se mencionan el parentesco y el nombre de la mujer (Κλειτὼ, Clito, en el texto)
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: γεννάω
Ejemplo 35
Septuaginta, 1 Crónicas, 8.9
καὶ ἐγέννησεν ἐκ τῆς Αδα γυναικὸς αὐτοῦ τὸν Ιωβαβ
y engendró de la mujer de él, Ada, a Jobab
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con el artículo, un pronombre y un nombre.
Verbo: γεννάω
Ejemplo 36
Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos, 2.138 / 2.17 (Menedemo, 10)
ὁ δ᾽ Ἱππόνικος Μενεδήμῳ εἰς ἔκδοσιν τῶν θυγατέρων δισχιλίας δραχμάς. ἦσαν δὲ τρεῖς, καθά φησιν Ἡρακλείδης, ἐξ Ὠρωπίας αὐτῷ γυναικὸς γεγεννημέναι.
e Hipónico [dió] a Menedemo dos mil dracmas para la dote de sus hijas. Eran tres, según dice Heráclides, engendradas de [su] mujer Oropia.
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un nombre.
Verbo: γεννάω
Ejemplo 37
Anónimo, Chronologica, 1
ὁ δὲ Ἀδὰμ ἐγέννησεν ἐκ τῆς γυναικὸς αὐτοῦ υἱοὺς τρεῖς
y Adán engendró de la mujer de él tres hijos
Características:
Se menciona el nombre de la mujer (Εὔα, en el texto).
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con el artículo y un pronombre.
Verbo: γεννάω
Ejemplo 38
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 1.7.7.16
Ματθαν ἀποθανόντος, Μελχι ὁ ἀπὸ Ναθαν ἐκ τῆς αὐτῆς γυναικὸς ἐγέννησε τὸν Ἡλι.
Muerto Mattán, Melquí, [descendiente] de Natán, engendró a Elí de la mujer de él (de Mattán).
Características:
Se menciona el nombre de la mujer (Ἐσθα, Estha, en el texto).
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con el artículo y un pronombre.
Verbo: γεννάω
Ejemplo 39
Heródoto, Historias, 1.92:
ὁ δὲ Πανταλέων ἦν Ἀλυάττεω μὲν παῖς, Κροίσου δὲ ἀδελφεὸς οὐκ ὁμομήτριος: Κροῖσος μὲν γὰρ ἐκ Καείρης ἦν γυναικὸς Ἀλυάττῃ, Πανταλέων δὲ ἐξ Ἰάδος.
Pantaleón era hijo de Aliates y hermano de Creso, pero no de la misma madre: pues Creso lo tuvo Aliates de una mujer caria, y Pantaleón de una jonia.
Características:
Se menciona el gentilicio de las dos mujeres.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: εἰμί
Ejemplo 40
Pesudo-Demóstenes, Contra Neera, 51
τὸ δὲ πρῶτον ἐξηπατήθη, ὅτ᾽ ἠγγυᾶτο ὡς Στεφάνου θυγατέρα λαμβάνων καὶ οὐ Νεαίρας, ἀλλὰ τούτῳ ἐξ ἀστῆς αὐτὴν γυναικὸς οὖσαν πρότερον πρὶν ταύτῃ συνοικῆσαι,
y que en un principio fue engañado, cuando se casó tomándola como hija de Estéfano y no de Neera, sino que éste la tuvo de una mujer ciudadana antes de convivir con ésta,
Contra Neera, 60
λαχόντος δὲ τοῦ Φράστορος αὐτοῖς δίκην, ὅτι οὐκ ἐνέγραφον αὑτοῦ υἱόν, προκαλοῦνται αὐτὸν οἱ γεννῆται πρὸς τῷ διαιτητῇ ὀμόσαι καθ᾽ ἱερῶν τελείων ἦ μὴν νομίζειν εἶναι αὑτοῦ υἱὸν ἐξ ἀστῆς γυναικὸς καὶ ἐγγυητῆς κατὰ τὸν νόμον.
Pero habiendo intentado Frástor un proceso contra ellos porque no inscribían a su hijo, lo citaron los parientes en presencia del juez arbitral para jurar, sobre sacrificios perfectos, que en verdad reconocía que era hijo suyo de una mujer ciudadana y casada según la ley.
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo en el primer ejemplo, y con dos en el segundo.
Verbo: εἰμί
Ejemplo 41
Estrabón, Geografía, 10.4.10
τεκνοποιεῖται δ᾿ ἐκ Μακέτιδος γυναικὸς Στερόπης τοὔνομα δύο μὲν υἱεῖς
engendró dos hijos de una mujer macedonia de nombre Esterope
Características:
Se mencionan el gentilicio y el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: τεκνοποιέω
Ejemplo 42
Flavio Josefo, Contra Apión, 1.7 (1.31)
Δεῖ γὰρ τὸν μετέχοντα τῆς ἱερωσύνης ἐξ ὁμοεθνοῦς γυναικὸς παιδοποιεῖσθαι,
Porque el que participa del sacerdocio debe procrear hijos de una mujer de la misma nación
Características:
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: παιδοποιέω
Ejemplo 43
Flavio Josefo, Antigüedades judías, 1.2 (1.63)
Λάμεχος, ᾧ παῖδες ὑπῆρξαν ἑπτὰ καὶ ἑβδομήκοντα ἐκ δύο γυναικῶν αὐτῷ φύντες Σελλᾶς καὶ Ἄδας.
Lamec, el cual tuvo setenta y siete hijos que le nacieron de dos mujeres, Sila y Ada.
Características:
Se mencionan los nombres de las dos mujeres.La expresión ἐκ γυναικῶν se construye con un adjetivo numeral.
Verbos: ὑπάρχω, φύω
Ejemplo 44
Plutarco, Agis, 11
κατὰ δή τινα νόμον παλαιόν, ὃς οὐκ ἐᾷ τὸν Ἡρακλείδην ἐκ γυναικὸς ἀλλοδαπῆς τεκνοῦσθαι,
según una ley antigua, que no permitía a un heráclida engendrar de una mujer extranjera,
Plutarco, Agis, 11
κατὰ δή τινα νόμον παλαιόν, ὃς οὐκ ἐᾷ τὸν Ἡρακλείδην ἐκ γυναικὸς ἀλλοδαπῆς τεκνοῦσθαι,
según una ley antigua, que no permitía a un heráclida engendrar de una mujer extranjera,
Idem
καὶ μάρτυρας παρεῖχεν ὡς ἐκ γυναικὸς Ἀσιανῆς, ἣν τῶν Σελεύκου τινὸς ὑπάρχων αὐτῷ συνοικίσαντος ἔσχε, τεκνώσαιτο δύο παιδία,
y presentó testigos de que de una mujer asiática, la que uno de los lugartenientes de Seleuco le ofreció en matrimonio, engendró dos hijos,
Características:
Se menciona el gentilicio de la mujer, en el segundo caso.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo en ambos casos.
Verbo: τεκνόω
Ejemplo 45
Plutarco, Agesilao, 1
Ἀρχίδαμος ὁ Ζευξιδάμου βασιλεύσας ἐπιφανῶς Λακεδαιμονίων, κατέλιπεν υἱὸν ἐκ γυναικὸς εὐδοκίμου, Λαμπιδοῦς, Ἆγιν
Arquídamo, [hijo] de Zeuxidamo, habiendo reinado brillantemente sobre los lacedemonios, dejó un hijo de una mujer ilustre, Lampido, Agis,
Ἀρχίδαμος ὁ Ζευξιδάμου βασιλεύσας ἐπιφανῶς Λακεδαιμονίων, κατέλιπεν υἱὸν ἐκ γυναικὸς εὐδοκίμου, Λαμπιδοῦς, Ἆγιν
Arquídamo, [hijo] de Zeuxidamo, habiendo reinado brillantemente sobre los lacedemonios, dejó un hijo de una mujer ilustre, Lampido, Agis,
Características:
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: καταλείπω
Se menciona el nombre de la mujer.
La expresión ἐκ γυναικὸς se construye con un adjetivo.
Verbo: καταλείπω
En esta página, adornos femeninos con forma de vagina que se venden en: Vulvalovelovely
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
No hay comentarios:
Publicar un comentario