καὶ τῷ σπέρματί σου, ὅς ἐστι Χριστός.
y a tu esperma, que es Cristo.
et semini tuo, qui est Christus.
y a tu semen, que es Cristo.
Gálatas, 3.16
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Y la Enéada dijo: «Haced que se llame a Horus y Seth (y) que se los juzgue». Entonces se los trajo ante la Enéada. El Señor del Todo, ante la Gran Enéada, dijo a Horus y Seth: «¡Id, y que se escuche lo que os digo! ¡Comed, bebed (y) que haya paz para nosotros! ¡Y dejad de querellar así todos los días!».
Entonces, Seth dijo a Horus: «Ven, hagamos un día de fiesta en mi casa». Y Horus le dijo: «¡Lo haré, ciertamente, lo haré». Y después del atardecer, se les preparó una cama y ambos se acostaron. Pero a la noche, Seth hizo que se endurezca su falo y que penetre entre los muslos de Horus. Sin embargo, Horus puso sus manos entre sus muslos y tomó el semen de Seth.
Y entonces, Horus se fue a decir a su madre Isis: «Ven a mí, Isis, madre mía, ven y mira lo que me ha hecho Seth!». El abrió su mano e hizo que ella vea el semen de Seth. Y ella dio un gran grito, agarró su cuchillo, le cortó su mano, la arrojó al agua y creó para él una mano apta. Entonces, ella trajo un poco de ungüento dulce y lo colocó sobre el falo de Horus. E hizo que se endurezca, lo introdujo en un recipiente y él hizo que su semen caiga en él.
Y a la mañana, Isis fue con el semen de Horus al jardín de Seth y le dijo al jardinero de Seth: «¿Qué verdura es la que Seth come aquí contigo?». Entonces, el jardinero le dijo: «Él no come ninguna verdura aquí conmigo excepto lechugas». E Isis vertió el semen de Horus sobre ellas. Entonces, Seth vino, como era su costumbre diaria, y comió las lechugas que él comía habitualmente. Y así quedó preñado del semen de Horus.
Seth, entonces, fue a decirle a Horus: «¡Ven, vayamos (para que) yo contienda contigo en el tribunal!». Y Horus le dijo: «¡Lo haré, ciertamente, lo haré!».
Y ambos se fueron al tribunal y comparecieron ante la Gran Enéada. Y se les dijo: «Hablad por vosotros mismos». Seth dijo: «Haced que me sea dada la dignidad de gobernante (vida, prosperidad, salud) porque en cuanto a Horus, aquí presente, yo le he hecho el trabajo del varón».
La Enéada dio, entonces, un gran grito y (los dioses) escupieron el rostro de Horus. Pero Horus se rió de ellos. Y entonces, Horus hizo un juramento al dios, diciendo: «Todo lo que dijo Seth es falso. Haced que se convoque al semen de Seth (para que) veamos de dónde responde, y que se convoque al mío (para que) veamos de dónde responde».
Entonces, Thot, el señor de las palabras divinas, el escriba de las verdades de la Enéada, colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Sal fuera, tú, semen de Seth». Y él le respondió desde el agua, dentro de la ciénaga.
Y a continuación, Thot colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Sal fuera, tú, semen de Horus!». Y él le dijo: «¿Por dónde saldré?». Thot le dijo: «Sal por su oreja». Pero él le dijo: «¿Acaso he de salir por su oreja, yo, que soy un fluido divino?». Y Thot le respondió: «Sal por su frente». Y entonces, él salió como un disco solar de oro sobre la cabeza de Seth. Entonces, Seth se enojó muchísimo y extendió su mano para agarrar el disco solar de oro. Y Thot se lo sacó de su mano y se lo puso como corona sobre su cabeza.
Entonces la Enéada dijo: «Horus tiene razón, Seth está errado».
Entonces, Seth dijo a Horus: «Ven, hagamos un día de fiesta en mi casa». Y Horus le dijo: «¡Lo haré, ciertamente, lo haré». Y después del atardecer, se les preparó una cama y ambos se acostaron. Pero a la noche, Seth hizo que se endurezca su falo y que penetre entre los muslos de Horus. Sin embargo, Horus puso sus manos entre sus muslos y tomó el semen de Seth.
Y entonces, Horus se fue a decir a su madre Isis: «Ven a mí, Isis, madre mía, ven y mira lo que me ha hecho Seth!». El abrió su mano e hizo que ella vea el semen de Seth. Y ella dio un gran grito, agarró su cuchillo, le cortó su mano, la arrojó al agua y creó para él una mano apta. Entonces, ella trajo un poco de ungüento dulce y lo colocó sobre el falo de Horus. E hizo que se endurezca, lo introdujo en un recipiente y él hizo que su semen caiga en él.
Y a la mañana, Isis fue con el semen de Horus al jardín de Seth y le dijo al jardinero de Seth: «¿Qué verdura es la que Seth come aquí contigo?». Entonces, el jardinero le dijo: «Él no come ninguna verdura aquí conmigo excepto lechugas». E Isis vertió el semen de Horus sobre ellas. Entonces, Seth vino, como era su costumbre diaria, y comió las lechugas que él comía habitualmente. Y así quedó preñado del semen de Horus.
Seth, entonces, fue a decirle a Horus: «¡Ven, vayamos (para que) yo contienda contigo en el tribunal!». Y Horus le dijo: «¡Lo haré, ciertamente, lo haré!».
Y ambos se fueron al tribunal y comparecieron ante la Gran Enéada. Y se les dijo: «Hablad por vosotros mismos». Seth dijo: «Haced que me sea dada la dignidad de gobernante (vida, prosperidad, salud) porque en cuanto a Horus, aquí presente, yo le he hecho el trabajo del varón».
La Enéada dio, entonces, un gran grito y (los dioses) escupieron el rostro de Horus. Pero Horus se rió de ellos. Y entonces, Horus hizo un juramento al dios, diciendo: «Todo lo que dijo Seth es falso. Haced que se convoque al semen de Seth (para que) veamos de dónde responde, y que se convoque al mío (para que) veamos de dónde responde».
Entonces, Thot, el señor de las palabras divinas, el escriba de las verdades de la Enéada, colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Sal fuera, tú, semen de Seth». Y él le respondió desde el agua, dentro de la ciénaga.
Y a continuación, Thot colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Sal fuera, tú, semen de Horus!». Y él le dijo: «¿Por dónde saldré?». Thot le dijo: «Sal por su oreja». Pero él le dijo: «¿Acaso he de salir por su oreja, yo, que soy un fluido divino?». Y Thot le respondió: «Sal por su frente». Y entonces, él salió como un disco solar de oro sobre la cabeza de Seth. Entonces, Seth se enojó muchísimo y extendió su mano para agarrar el disco solar de oro. Y Thot se lo sacó de su mano y se lo puso como corona sobre su cabeza.
Entonces la Enéada dijo: «Horus tiene razón, Seth está errado».
Marcelo Campagno, Una lectura de La contienda entre Horus y Seth, p.54-57
La Enéada dijo: «Que sean llamados Horus y Seth y que sean juzgados». Les llevaron delante de la Enéada y el Señor del Universo dijo, en presencia de la Gran Enéada, a Horus y a Seth: «Id y obedeced a lo que os digo: comed, bebed y estemos en paz. ¡Cesad de reñir así cada día!». Seth dijo a Horus: «Ven, pasemos un día feliz en mi casa». Horus le respondió: «¡Lo haré, en verdad, lo haré».
Después del anochecer se extendió (un tapiz) para ellos y se acostaron, los dos hombres. Y, durante la noche, Seth hizo que fuera duro su pene e hizo que penetrara entre los muslos de Horus. Horus puso sus dos manos entre sus muslos y recogió el semen de Seth. Luego Horus fue a decir a su madre Isis: «Ven a mí, Isis, mi madre. Ven y mira lo que Seth me ha hecho». Abrió sus manos e hizo que viera el semen de Seth. Ella lanzó un grito estridente, cogió su cuchillo, cortó sus manos, las arrojó al agua y le proporcionó (otras) manos similares. Luego trajo un poco de ungüento suave y lo aplicó al pene de Horus. Hizo que se endureciera, lo metió en un puchero y él (= Horus) hizo que su semen cayera en él (= puchero). Al amanecer, Isis se dirigió llevando el semen de Horus al huerto de Seth y dijo al hortelano de Seth: «¿Cuáles son las verduras que come Seth aquí contigo?».
Después del anochecer se extendió (un tapiz) para ellos y se acostaron, los dos hombres. Y, durante la noche, Seth hizo que fuera duro su pene e hizo que penetrara entre los muslos de Horus. Horus puso sus dos manos entre sus muslos y recogió el semen de Seth. Luego Horus fue a decir a su madre Isis: «Ven a mí, Isis, mi madre. Ven y mira lo que Seth me ha hecho». Abrió sus manos e hizo que viera el semen de Seth. Ella lanzó un grito estridente, cogió su cuchillo, cortó sus manos, las arrojó al agua y le proporcionó (otras) manos similares. Luego trajo un poco de ungüento suave y lo aplicó al pene de Horus. Hizo que se endureciera, lo metió en un puchero y él (= Horus) hizo que su semen cayera en él (= puchero). Al amanecer, Isis se dirigió llevando el semen de Horus al huerto de Seth y dijo al hortelano de Seth: «¿Cuáles son las verduras que come Seth aquí contigo?».
Entonces el hortelano le dijo: «No come verdura alguna, aquí y conmigo, exceptuadas las lechugas». E Isis puso el semen de Horus en ellas.
Entonces Seth vino según su costumbre de cada día y comió las lechugas que comía habitualmente. Y entonces quedó preñado del semen de Horus.
Entonces Seht fue a decir a Horus: «Ven, vamos para que yo pleitee contigo en el tribunal». Horus le dijo: «¡Lo haré, en verdad, lo haré!». Y los dos se fueron al tribunal, permanecieron (pleiteando) en presencia de la Enéada y se les dijo: «Hablad a vuestro propósito».
Seth dijo: «Disponed que se me dé la función de soberano —vida, prosperidad, salud—, porque en lo que concierne a Horus, aquí presente, yo hice obra de varón con él». La Enéada lanzó un grito estridente y (los dioses) vomitaron y escupieron a la cara de Horus. Pero Horus se burló de ellos.
Luego Horus pronunció un juramento por dios, diciendo: «Todo lo que dice Seth es falso. Disponed que se llame al semen de Seth y veamos desde dónde responde. Y que se llame al mío y veamos desde dónde responde».
Thot, el señor de los escritos sagrados, el escriba competente de la Enéada, colocó su mano sobre el hombro de Horus y dijo: «¡Ven afuera, semen de Seth!». Y él le respondió desde el agua, en medio del campo de pepinos.
Luego Thot colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Ven afuera, semen de Seth!». Y él le preguntó: «¿(Por) dónde vendré (afuera)?». Thot le respondió: «Ven afuera por su oreja». Entonces él le dijo: «¿Saldré afuera por su oreja, yo que soy un fluido divino?». Thot le respondió: «Ven afuera por su frente». Y el (semen) salió con la forma de un sol de oro sobre la cabeza de Seth. Seth se enfadó muchísimo y alargó su mano para apoderarse del sol de oro, pero Thot lo cogió y lo puso como aderezo sobre su cabeza. Y la Enéada proclamó: «Horus es justo, Seth es culpable».
Entonces Seth vino según su costumbre de cada día y comió las lechugas que comía habitualmente. Y entonces quedó preñado del semen de Horus.
Entonces Seht fue a decir a Horus: «Ven, vamos para que yo pleitee contigo en el tribunal». Horus le dijo: «¡Lo haré, en verdad, lo haré!». Y los dos se fueron al tribunal, permanecieron (pleiteando) en presencia de la Enéada y se les dijo: «Hablad a vuestro propósito».
Seth dijo: «Disponed que se me dé la función de soberano —vida, prosperidad, salud—, porque en lo que concierne a Horus, aquí presente, yo hice obra de varón con él». La Enéada lanzó un grito estridente y (los dioses) vomitaron y escupieron a la cara de Horus. Pero Horus se burló de ellos.
Luego Horus pronunció un juramento por dios, diciendo: «Todo lo que dice Seth es falso. Disponed que se llame al semen de Seth y veamos desde dónde responde. Y que se llame al mío y veamos desde dónde responde».
Thot, el señor de los escritos sagrados, el escriba competente de la Enéada, colocó su mano sobre el hombro de Horus y dijo: «¡Ven afuera, semen de Seth!». Y él le respondió desde el agua, en medio del campo de pepinos.
Luego Thot colocó su mano sobre el hombro de Seth y dijo: «¡Ven afuera, semen de Seth!». Y él le preguntó: «¿(Por) dónde vendré (afuera)?». Thot le respondió: «Ven afuera por su oreja». Entonces él le dijo: «¿Saldré afuera por su oreja, yo que soy un fluido divino?». Thot le respondió: «Ven afuera por su frente». Y el (semen) salió con la forma de un sol de oro sobre la cabeza de Seth. Seth se enfadó muchísimo y alargó su mano para apoderarse del sol de oro, pero Thot lo cogió y lo puso como aderezo sobre su cabeza. Y la Enéada proclamó: «Horus es justo, Seth es culpable».
Jesús López, Cuentos y fábulas del antiguo Egipto.
La disputa de Horus y Seth, p.171,172
Then the Ennead said: “Horus and Seth shall be summoned and judged!” So they were brought before the Ennead. The All-Lord spoke before the great Ennead to Horus and Seth: “Go and heed what I tell you: Eat, drink, and leave us in peace! Stop quarreling here every day!”Then Seth said to Horus: “Come, let us have a feast day at my house.” And Horus said to him: “I will, I will.” Now when evening had come, a bed was prepared for them, and they lay down together. At night, Seth let his member become stiff and he inserted it between the thighs of Horus. And Horus placed his hands between his thighs and caught the semen of Seth. Then Horus went to tell his mother Isis: “Come, Isis my mother, come and see what Seth did to me.” He opened his hand and let her see the semen of Seth. She cried out aloud, took her knife, cut off hand and threw it in the water. Then she made a new hand for him. And she took a dab of sweet ointment and put it on the member of Horus. She made it become stiff, placed ir over a pot, and he let his semen drop into it.
In the morning Isis went with the semen of Horus to the garden of Seth and said to the gardener of Seth: “What plants does Seth eat here with you?” The gardener said to her: “The only plant Seth eats here with me is lettuce.” Then Isis placed the semen of Horus on them. Seth came according to his daily custom and ate the lettuces which he usually ate. Thereupon he became pregnant with the semen of Horus.
Then Seth went and said to Horus: “Come, let us go, that I may contend with you in the court.” And Horus said to him: “I will, I will.” So they went to the court together. They stood before the great Ennead, and they were told: “Speak!” Then Seth said: “Let the office of ruler be given to me, for as regards Horus who stands here, I have done a man's deed to him.” Then the Ennead cried out aloud, and they spat out before Horus. And Horus laughed at them; and Horus took an oath by the god, saying: “What Seth has said is false. Let the semen of Seth be called, and let us
see from where it will answer. Then let mine be called, and let us see
from where it will answer.”
Thoth, lord of writing, true scribe of the Ennead, laid his hand on the arm of Horus and said: “Come out, semen of Seth!” And it answered him from the water in the midst of the marsh. Then Thoth laid his hand on the arm of Seth and said: “Come out, semen of Horus!” And it said to him: "Where shall I come out?" Thoth said to it: “Come out of his ear.” It said to him: “Should I come out of his ear, I who am a divine seed?” Then Thoth said to it: “Come out from the top of his head”. Then it came out as a golden sun-disk on the head of Seth. Seth became very angry, and he stretched out his hand to seize the golden sun-disk. Thereupon Thoth took it away from him and placed it as a crown upon his (own) head. And the Ennead said: “Horus is right, Seth is wrong.”
Miriam Lichtheim, Ancient Egyptian Literature, II.
The Contendings of Horus and Seth, p.219,220
The Contendings of Horus and Seth, p.219,220
Then said the Ennead: “Let Horus and Seth be summoned so that they may be judged.” Then they were brought before the Ennead. The Universal Lord said before the Great Ennead to Horus and Seth: “Go and pay heed to what I tell you. You shall eat and drink so that we may have (some) peace. Stop quarreling so each day on end.”
Then Seth told Horus: “Come, let’s make holiday in my house.” And Horus answered him: “I’ll do so; yes, I’ll do so, I’ll do so.”
Now afterward, at evening time, bed was prepared for them, and together the lay down. During the night Seth caused his phallus to become stiff and inserted it between Horus’s thighs. Horus then placed his hands between his thighs and caught Seth’s semen. Then Horus went to tell his mother Isis: “Help me, Isis, my mother, come and see what Seth has done to me.” And he opened his hands and let her see Seth’s semen. She let out a loud cry, took up her knife, cut off his hands, threw them into the water, and restored for him hands that were equivalent. Then she got some fragrant ointment and applied it to Horus’s phallus. She caused it to become stiff and inserted it into a pot, and he caused his semen to flow down into it.
Isis at morning time went carrying Horus's semen to the garden of Seth, and she said to Seth’s gardener: “What sort of vegetable does Seth eat here in your company?” And the gardener answered her: “He doesn’t eat any vegetable here in my company except lettuce.” And Isis put Horus's semen on it. Seth returned according to his daily habit and ate the lettuce, which he regularly ate. Thereupon he became pregnant with Horus's semen. So Seth went to tell Horus: “Come, let’s go that I may contend with you in court.” Horus told him: “I’ll do so; yes, I’ll do so, I’ll do so.”
Then they both went to the court and stood in the presence of the Great Ennead. They were told: “Speak for yourselves!” Then Seth said: “Let me be awarded the office of Ruler (may he live, prosper, and be in health), for as to Horus, the one who is standing (at law), I have performed a man's work against him.” The Ennead let out a loud cry, and they spewed and spat at Horus’s face. Horus laughed at them. Then Horus then took an oath by god as follows: “All that Seth has said is false. Let Seth’s semen be summoned that we may see from where it answers, and my own be summoned that we may see from where it answers.”
Then Thoth, lord of script and scribe of truth for the Ennead, laid his hand on Horus’s shoulder and said: “Come out, you semen of Seth.” And it answered him from the water in the interior of the marsh. Then Thoth laid his hand on Seth’s shoulder and said: “Come out, you semen of Horus.” It said to him: “Where shall I come from?” Thoth said to it: “Come out from his ear.” Thereupon it said to him: “Am I, who am divine fluid, to come out merely from his ear?” Then Thoth said to it: “Come out from the top of his head.”
And it emerged as a golden solar disk upon Seth’s head. Seth became exceedingly furious and extended his hand to seize the golden solar disk, but Thoth took it away from him and placed it as a crown upon his (own) head. Then the Ennead said: “Horus is right, and Seth is wrong.”
Isis at morning time went carrying Horus's semen to the garden of Seth, and she said to Seth’s gardener: “What sort of vegetable does Seth eat here in your company?” And the gardener answered her: “He doesn’t eat any vegetable here in my company except lettuce.” And Isis put Horus's semen on it. Seth returned according to his daily habit and ate the lettuce, which he regularly ate. Thereupon he became pregnant with Horus's semen. So Seth went to tell Horus: “Come, let’s go that I may contend with you in court.” Horus told him: “I’ll do so; yes, I’ll do so, I’ll do so.”
Then they both went to the court and stood in the presence of the Great Ennead. They were told: “Speak for yourselves!” Then Seth said: “Let me be awarded the office of Ruler (may he live, prosper, and be in health), for as to Horus, the one who is standing (at law), I have performed a man's work against him.” The Ennead let out a loud cry, and they spewed and spat at Horus’s face. Horus laughed at them. Then Horus then took an oath by god as follows: “All that Seth has said is false. Let Seth’s semen be summoned that we may see from where it answers, and my own be summoned that we may see from where it answers.”
Then Thoth, lord of script and scribe of truth for the Ennead, laid his hand on Horus’s shoulder and said: “Come out, you semen of Seth.” And it answered him from the water in the interior of the marsh. Then Thoth laid his hand on Seth’s shoulder and said: “Come out, you semen of Horus.” It said to him: “Where shall I come from?” Thoth said to it: “Come out from his ear.” Thereupon it said to him: “Am I, who am divine fluid, to come out merely from his ear?” Then Thoth said to it: “Come out from the top of his head.”
And it emerged as a golden solar disk upon Seth’s head. Seth became exceedingly furious and extended his hand to seize the golden solar disk, but Thoth took it away from him and placed it as a crown upon his (own) head. Then the Ennead said: “Horus is right, and Seth is wrong.”
William Kelly Simpson, The Literature of Ancient Egypt,
The Contendings of Horus and Seth, p. 99,100
L’Ennéade déclara: «Fais qu’on appelle Horus et Seth, qu’ils soient départagés».
On les amena devant l’Ennéade. Le Maître de Monde déclara solennellement devant la Grande Ennéade à Horus et à Set: «Venez, qu’on entende ce que je vous dis: vous allez manger, vous allez boire, que nous soyons tranquilles. Vous voudrez bien cesser de vous quereller ainsi chaque jour, sans cesse».Seth dit à Horus: «Viens, que nous passions un moment chez moi». Horus lui dit: «Oui, tout à fait d’accord».
Cependant, le soir tombé, on leur prépara le coucher; ils s’allongèrent, les deux hommes, mais pendant la nuit, Seth durcit son membre et le glissa entre les cuisses d’Horus.
Horus plaça ses mains entre ses cuisses et recueillit le sperme de Seth.
Horus s’en fut alors dire à sa mère Isis: «À moi, Isis, ma mère, viens voir ce que Seth m’a fait», il ouvrit le mains, lui fit voir le sperme de Seth, elle poussa un grand cri, elle saisit son couteau, elle lui coupa les mains, les jeta dans l’eau et lui procura des mains bien adaptées.
Elle apporta un peu d’onguent doux, et en enduisit le membre d’Horus.
Elle le fit durcir et le dirigea vers un récipient; il y fit couler son sperme.
Isis se rendit avec le sperme d’Horus, au matin, jusqu’au jardin de Seth, et dit au jardinier de Seth: «Quel est le légume que Seth mange d’habitude ici, de ton jardin?».
À quoi le jardinier répondit: «Il ne mange aucun lègume ici, de mon jardin, si ce n’est des laitues», et Isis mit le sperme d’Horus sur celles-ci.
Et Seth vint selon son habitude quotidienne, et mangea les laitues qu’il mangeait habituellement! Et voici qu’il se retrouva gros du sperme d’Horus.
Et Seth alla dire à Horus: «Viens, allons, que je discute avec toi au tribunal». Horus lui dit: «D’accord, tout à fait d’accord».
Ils se rendirent au tribunal, les deux hommes, se tinrent devant la grande Ennéade et on leur dit: «Parlez, vous».
Seth déclara: «Faites qu’on me donne la fonction de souverain (Vie, santé, force), car Horus que voici, j'ai fait oeuvre de mâle contre lui».
L’Ennéade poussa un grand cri. Ils crachèrent à la face d’Horus.
Horus rit d’eux. Horus fit un serment par le dieu en ces termes: «Tout ce qu’a dit Seth est mensonge. Faites appeler le sperme de Seth, que nous voyions d’où il répondra, et qu’on appelle le mien, que nous voyions d’où il répondra».
Alors, Thot, détenteur des hiéroglyphes, scribe véridique de l’Ennéade, posa sa main sur l’épaule d’Horus et dit: «Sors, semence de Seth», et elle lui répondit depuis l’eau, à l’intérieur du marais.
Ensuite, Thot posa la main sur l’épaule de Seth et dit: «Sors, semence d’Horus». Elle répondit: «Par où vais-je sortir?». Thot lui dit: «Sors par son oreille».
Mais elle répliqua: «Moi, liquide divin, je ne vais tout de même pas sortir par son oreille!».
Thot lui dit: «Sors par son front». Elle jaillit sous la forme d’un disque d’or sur la tête de Seth.
Seth entra dans une rage folle et tendit la main pour se saisir du disque d’or. Thot le lui enleva et le plaça comme couronne sur sa tête. À ce moment, l’Ennéade déclara: «Horus a raison, Seth a tort».
Michèle Broze, Mythe et roman en Égypte Ancienne.
Les aventures d'Horus et Seth dans le Papyrus Chester Beatty I, p.89-97
Allora disse l’Enneade: «Si chiamino Horo e Seth e li si giudichi». Furono condotti davanti alla grande Enneade. Il Signore Universale disse, alla presenza della grande Enneade, a Horo e a Seth: «Andatevene, e ascoltate ciò che vi dico. Mangiate, bevete, che noi stiamo in pace. Finitela di disputare ogni giorno».
Allora Seth disse a Horo: «Vieni, passiamo un giorno felice nella mia casa». Disse Horo: «Lo farò, ecco, lo farò». Venuto il tempo della sera, fu steso per loro un letto, e si coricarono tutt’e due insieme. Ora dunque, durante la notte, Seth rese rigido il suo membro e lo introdusse in mezzo alle cosce di Horo. Ma Horo pose le sue due mani in mezzo alle sue cosce e prese il seme di Seth. Poi Horo andò a dire a sua madre Isi: «Vieni a me, o Isi, madre mia, vieni a vedere quello che Seth ha fatto contro di me», e aprì le sue mani e le fece vedere il seme di Seth. Essa lanciò un grande grido, prese il suo coltello, gli tagliò le mani e le gettò nell’acqua e gli procurò delle mani equivalenti.
Allora Seth disse a Horo: «Vieni, passiamo un giorno felice nella mia casa». Disse Horo: «Lo farò, ecco, lo farò». Venuto il tempo della sera, fu steso per loro un letto, e si coricarono tutt’e due insieme. Ora dunque, durante la notte, Seth rese rigido il suo membro e lo introdusse in mezzo alle cosce di Horo. Ma Horo pose le sue due mani in mezzo alle sue cosce e prese il seme di Seth. Poi Horo andò a dire a sua madre Isi: «Vieni a me, o Isi, madre mia, vieni a vedere quello che Seth ha fatto contro di me», e aprì le sue mani e le fece vedere il seme di Seth. Essa lanciò un grande grido, prese il suo coltello, gli tagliò le mani e le gettò nell’acqua e gli procurò delle mani equivalenti.
Allora prese un poco di unguento dolce, e lo sparse sul membro di Horo, lo rese rigido, lo introdusse in un vaso e esso vi fece scendere il suo seme. Poi Isi andò con il seme di Horo, al tempo del mattino, nell’orto di Seth, e disse al giardiniere di Seth: «Che tipo di erbe magia Seth qui con te?» Il giardiniere rispose: «Non mangia alcun tipo di erbe qui con me, eccetto la lattuga».
Allora Isi vi mise sopra il seme di Horo. Poi Seth venne secondo la sua abitudine di ogni giorno, e mangiò le lattughe che mangiava (di solito) e più ancora. Cosí rimase incinto del seme di Horo.
Poi Seth andò a dire a Horo: «Vieni, andiamocene, perché possa discutere con te in tribunale», e Horo gli disse: «Lo farò, ecco, lo farò». Andarono dunque in tribunale, tutt’e due insieme, e stettero alla presenza della grande Enneade. Si disse loro: «Parlate, voi».
Allora Seth disse: «Fate che mi sia data la funzione di re, perché quanto a Horo che sta qui, ho fatto opera di maschio su di lui».
L’Enneade lanciò un grande grido; vomitarono e sputarono in faccia a Horo. Ma Horo rise di loro, e poi Horo fece un giuramento per dio, dicendo: «È falso tutto ciò che Seth ha detto. Si chiami il seme di Seth, e vedremo da dove risponde; poi si chiami il mio seme, e vedremo da dove risponde».
Allora Thot, il signore delle parole divine, lo scriba veridico dell’Enneade, posò la sua mano sul braccio di Horo e disse: «Vieni fuori, o seme di Seth!», ma esso gli rispose dall’acqua nell’interno della palude.
Poi Thot pose la sua mano sul braccio di Seth, e disse: «Vieni fuori, o seme di Horo». Esso rispose: «Da dove devo uscire?» Thot gli disse: «Vieni fuori dal suo orecchio». Ma esso gli disse: «Ecco, devo dunque uscir fuori da un orecchio, io che sono un liquido divino?»
Thot gli disse allora: «Esci dalla sua fronte», ed esso uscì come un disco d’oro sulla testa di Seth. Allora Seth si adirò moltissimo; stese la la mano per prendere il disco d’oro, ma Thot glielo prese e lo mise come ornamento sulla sua testa. L’Enneade disse: «Horo ha ragione, Seth ha torto».
Allora Isi vi mise sopra il seme di Horo. Poi Seth venne secondo la sua abitudine di ogni giorno, e mangiò le lattughe che mangiava (di solito) e più ancora. Cosí rimase incinto del seme di Horo.
Poi Seth andò a dire a Horo: «Vieni, andiamocene, perché possa discutere con te in tribunale», e Horo gli disse: «Lo farò, ecco, lo farò». Andarono dunque in tribunale, tutt’e due insieme, e stettero alla presenza della grande Enneade. Si disse loro: «Parlate, voi».
Allora Seth disse: «Fate che mi sia data la funzione di re, perché quanto a Horo che sta qui, ho fatto opera di maschio su di lui».
L’Enneade lanciò un grande grido; vomitarono e sputarono in faccia a Horo. Ma Horo rise di loro, e poi Horo fece un giuramento per dio, dicendo: «È falso tutto ciò che Seth ha detto. Si chiami il seme di Seth, e vedremo da dove risponde; poi si chiami il mio seme, e vedremo da dove risponde».
Allora Thot, il signore delle parole divine, lo scriba veridico dell’Enneade, posò la sua mano sul braccio di Horo e disse: «Vieni fuori, o seme di Seth!», ma esso gli rispose dall’acqua nell’interno della palude.
Poi Thot pose la sua mano sul braccio di Seth, e disse: «Vieni fuori, o seme di Horo». Esso rispose: «Da dove devo uscire?» Thot gli disse: «Vieni fuori dal suo orecchio». Ma esso gli disse: «Ecco, devo dunque uscir fuori da un orecchio, io che sono un liquido divino?»
Thot gli disse allora: «Esci dalla sua fronte», ed esso uscì come un disco d’oro sulla testa di Seth. Allora Seth si adirò moltissimo; stese la la mano per prendere il disco d’oro, ma Thot glielo prese e lo mise come ornamento sulla sua testa. L’Enneade disse: «Horo ha ragione, Seth ha torto».
Edda Bresciani, Letteratura e poesia dell'antico Egitto.
Il racconto della disputa tra Horo e Seth, p. 371,372
Il racconto della disputa tra Horo e Seth, p. 371,372
Die Neunheit sprach nun: «Man rufe den Horus und Seth, um zwischen ihnen zu entscheiden.» Man brachte sie vor die Neunheit. Es sprach der Herr des Alls vor der großen Neunheit zu Horus und Seth: «Geht und hört auf das, was ich euch sagen will: Eßt und trinkt damit wir Ruhe haben ! Laßt ab, in dieser Weise täglich zu streiten!»
Seth sprach nun zu Horus: «Komm! Wir wollen uns einen guten Tag machen in meinem Hause.» Horus sprach zu ihm: «Gewiß, gern.» Darauf aber zur Zeit des Abends breitete man ihnen (das Lager) und sie legten sich nieder, die beiden. Aber in der Nacht ließ Seth sein Glied erigieren und ließ es eintreten zwischen die Schenkel des Horus. Horus aber tat seine beiden Hände zwischen seine Schenkel und fing den Samen des Seth auf.
Seth sprach nun zu Horus: «Komm! Wir wollen uns einen guten Tag machen in meinem Hause.» Horus sprach zu ihm: «Gewiß, gern.» Darauf aber zur Zeit des Abends breitete man ihnen (das Lager) und sie legten sich nieder, die beiden. Aber in der Nacht ließ Seth sein Glied erigieren und ließ es eintreten zwischen die Schenkel des Horus. Horus aber tat seine beiden Hände zwischen seine Schenkel und fing den Samen des Seth auf.
Horus ging nun, um seiner Mutter Isis zu sagen: «Zu Hilfe, Isis, meine Mutter! Komm und sieh, was Seth mir angetan hat!» Er öffnete seine Hand. Er ließ sie den Samen des Seth sehen. Sie schrie laut. Sie nahm ihr Erz. Sie schnitt seine Hand ab. Sie warf sie ins Wasser. Sie verschaffte ihm eine Hand von (gleichem) Wert.
Sie holte nun etwas süße Salbe und tat sie auf das Glied des Horus. Sie ließ es erigieren, nachdem sie es in ein Gefäß getan hatte, und er ließ seinen Samen dahineinlaufen.
Isis ging nun mit dem Samen des Horus zur Zeit des Morgens zu dem Garten des Seth und sprach zu dem Gärtner des Seth: «Welches von den Kräutern ist das, welches Seth hier bei dir ißt?»
Da sagte ihr der Gärtner: «Er ißt hier bei mir keinerlei Kraut außer Lattich.» Und Isis tat den Samen des Horus darauf.
Da kam Seth nach seiner täglichen Art und aß die Lattichpflanzen, die er immer aß. Da ward er sogleich schwanger von dem Samen des Horus.
Darauf ging Seth, um zu Horus zu sagen: «Komm! Wir wollen eilen, damit ich mich mit dir vor Gericht auseinandersetzen kann.» Horus sagte zu ihm: «Gewiß, gern.» Sie gingen nun zum Gericht, die beiden, und traten vor die große Neunheit. Man sagte zu ihnen: «Sprecht für euch!»
Seth sagte: «Laßt mir das Fürstenamt gegeben werden! Denn was Horus anlangt, den nämlichen, der hier steht, so habe ich das Werk eines Mannes an ihm getan.»
Die Neunheit erhob nun ein lautes Geschrei, und sie spieen in das Gesicht des Horus. Horus aber lachte sie aus.
Horus tat nun einen Eid zu Gott und sprach: «Falsch ist alles, was Seth gesagt hat. Laßt den Samen des Seth gerufen werden! Wir wollen sehen, von wo er antwortet. Und es werde auch der meinige gerufen! Wir wollen sehen, woher er antwortet.»
Thoth, der Herr der Gottesworte, der Schreiber der Wahrheit der Neunheit, legte nun seine Hand auf den Arm des Horus und sprach: «Komm hervor, Same des Seth!» Und er (der Same) antwortete ihm aus dem Wasser in dem Teiche.
Thoth legte nun seine Hand auf den Arm des Seth und sprach: «Komm hervor, Same des Horus!» Er (der Same) sagte zu ihm: «Wo soll ich herauskommen?» Thoth sprach zu ihm: «Komm aus seinem Ohr heraus!»
Da sagte er ihm: «Soll ich zu seinem Ohr herauskommen, da ich doch ein göttlicher Ausfluß bin?» Thoth sprach zu ihm: «Komm aus seinem Scheitel hervor!» Er kam nun hervor als eine goldene Scheibe auf dem Haupte des Seth.
Seth ergrimmte sehr, und er streckte seine Hand aus, um die goldene Scheibe zu packen. Thoth aber nahm sie ihm fort und setzte sie als Schmuck auf seinen eigenen Kopf. Die Neunheit aber sprach: «Recht hat Horus. Unrecht hat Seth.»
Sie holte nun etwas süße Salbe und tat sie auf das Glied des Horus. Sie ließ es erigieren, nachdem sie es in ein Gefäß getan hatte, und er ließ seinen Samen dahineinlaufen.
Isis ging nun mit dem Samen des Horus zur Zeit des Morgens zu dem Garten des Seth und sprach zu dem Gärtner des Seth: «Welches von den Kräutern ist das, welches Seth hier bei dir ißt?»
Da sagte ihr der Gärtner: «Er ißt hier bei mir keinerlei Kraut außer Lattich.» Und Isis tat den Samen des Horus darauf.
Da kam Seth nach seiner täglichen Art und aß die Lattichpflanzen, die er immer aß. Da ward er sogleich schwanger von dem Samen des Horus.
Darauf ging Seth, um zu Horus zu sagen: «Komm! Wir wollen eilen, damit ich mich mit dir vor Gericht auseinandersetzen kann.» Horus sagte zu ihm: «Gewiß, gern.» Sie gingen nun zum Gericht, die beiden, und traten vor die große Neunheit. Man sagte zu ihnen: «Sprecht für euch!»
Seth sagte: «Laßt mir das Fürstenamt gegeben werden! Denn was Horus anlangt, den nämlichen, der hier steht, so habe ich das Werk eines Mannes an ihm getan.»
Die Neunheit erhob nun ein lautes Geschrei, und sie spieen in das Gesicht des Horus. Horus aber lachte sie aus.
Horus tat nun einen Eid zu Gott und sprach: «Falsch ist alles, was Seth gesagt hat. Laßt den Samen des Seth gerufen werden! Wir wollen sehen, von wo er antwortet. Und es werde auch der meinige gerufen! Wir wollen sehen, woher er antwortet.»
Thoth, der Herr der Gottesworte, der Schreiber der Wahrheit der Neunheit, legte nun seine Hand auf den Arm des Horus und sprach: «Komm hervor, Same des Seth!» Und er (der Same) antwortete ihm aus dem Wasser in dem Teiche.
Thoth legte nun seine Hand auf den Arm des Seth und sprach: «Komm hervor, Same des Horus!» Er (der Same) sagte zu ihm: «Wo soll ich herauskommen?» Thoth sprach zu ihm: «Komm aus seinem Ohr heraus!»
Da sagte er ihm: «Soll ich zu seinem Ohr herauskommen, da ich doch ein göttlicher Ausfluß bin?» Thoth sprach zu ihm: «Komm aus seinem Scheitel hervor!» Er kam nun hervor als eine goldene Scheibe auf dem Haupte des Seth.
Seth ergrimmte sehr, und er streckte seine Hand aus, um die goldene Scheibe zu packen. Thoth aber nahm sie ihm fort und setzte sie als Schmuck auf seinen eigenen Kopf. Die Neunheit aber sprach: «Recht hat Horus. Unrecht hat Seth.»
Joachim Spiegel, Die Erzählung vom Streite des Horus und Seth in Pap. Beatty I als Literaturwerk, p.135-137
En esta página distintos ídolos itifálicos egipcios.
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