et omnes eumdem potum spiritalem biberunt, bibebant autem de spiritali consequente eos petra: petra autem erat Christus
y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la piedra espiritual que los seguía: y la piedra era Cristo
1 Corintios, 10.4
et semini tuo, qui est Christus
y a tu semen, que es Cristo
y a tu semen, que es Cristo
Gálatas, 3.16
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Male homosexuality was highly ritualized in many New Guinea and Melanesian societies. It was ideologically justified in a manner that as no equivalent in Western notions of sexuality. It was not viewed as a matter of individual preference but as a social obligation. Men were not classifiable as homosexual, heterosexual or bisexual. All men were obliged to be bisexual as a matter of sacred duty and practical necessity. For example, among the Etoro, who live on the slopes of the central Papua, New Guinea, highlands, the emics of homosexuality revolve around the belief that semen is the source not only of babies but of manhood as well. Like the men of Hindu India, the Etoro believe that each man has only a limited supply of semen. When the supply is exhausted, a man dies. Although coitus with their wives is necessary to prevent the population from becoming too small, husbands stay away from wives most of the time. Indeed, sex is taboo between husband and wife for over 200 days of the year. The Etoro males regard wives who want to break this taboo as witches. To complicate matters, the supply o semen is not something that a man is born with. Semen can be acquired only from another male. Etoro boys get their supplies by having oral intercourse with older men. But it is forbidden for young boys to have intercourse with each other and, like the oversexed wife, the oversexed adolescent boy is regarded as a witch and condemned for robbing his age-mates of their semen supply. Such wayward youths can be identified by the fact that they grow faster than ordinary boys.
Among the Sambia of the southeastern highlands of New Guinea, boys are allowed to play with girls only until age 4 or 5. Subsequently, they are strictly regulated and all heterosexual play is forcefully punished. It is normal for young boys to hold hands with each other. But Sambia males and females never kiss, hold hands, or hug each other in public. Late in childhood, boys are initiated into the men's secret society and are taught how to act as warriors. Obedience to the male elders is rigidly enforced. Younger men, as among the Etoro, obtain the gift of semen from their seniors. Males must continue to avoid any heterosexual contact until they are married.
Marvin Harris, Culture, people, nature. An introduction to general anthropology, chapter 20.
Among the Sambia of the southeastern highlands of New Guinea, boys are allowed to play with girls only until age 4 or 5. Subsequently, they are strictly regulated and all heterosexual play is forcefully punished. It is normal for young boys to hold hands with each other. But Sambia males and females never kiss, hold hands, or hug each other in public. Late in childhood, boys are initiated into the men's secret society and are taught how to act as warriors. Obedience to the male elders is rigidly enforced. Younger men, as among the Etoro, obtain the gift of semen from their seniors. Males must continue to avoid any heterosexual contact until they are married.
Marvin Harris, Culture, people, nature. An introduction to general anthropology, chapter 20.
La homosexualidad masculina estaba altamente ritualizada en muchas sociedades de Nueva Guinea y Melanesia. Estaba justificada ideológicamente de una manera que no tiene equivalente en las nociones occidentales de sexualidad. No era vista como una cuestión de preferencia individual, sino como una obligación social. Los hombres no eran clasificables como homosexuales, heterosexuales o bisexuales.1 Todos los hombres estaban obligados a ser bisexuales como una cuestión de deber sagrado y necesidad práctica. Por ejemplo, entre los etoro, que viven en las laderas de las tierras altas del centro de Papúa Nueva Guinea, los (conceptos) emics 2 de la homosexualidad giran en torno a la creencia de que el semen es el origen no solo de los bebés, sino también de la virilidad. Como los hombres de la India hindú, los etoro creen que cada hombre tiene solo una provisión limitada de semen. Cuando la provisión se agota, un hombre muere. Aunque el coito con sus mujeres es necesario para prevenir que la población se haga demasiado pequeña, los maridos se mantienen separados de sus mujeres la mayor parte del tiempo. En realidad, el sexo es tabú entre marido y mujer durante más de 200 días al año. Los hombres etoro miran a las mujeres que quieren romper este tabú como brujas. Para complicar las cosas, la provisión de semen no es algo con lo que un hombre nace. El semen solo puede ser adquirido de otro hombre. Los muchachos etoro obtienen sus provisiones teniendo sexo oral con hombres mayores. Pero está prohibido a los jóvenes muchachos tener sexo unos con otros y, como la mujer lujuriosa, el muchacho adolescente lujurioso 3 es visto como un brujo y condenado por robar a sus compañeros de edad su provisión de semen. Tales jóvenes rebeldes pueden ser identificados por el hecho de que crecen más rápido que los muchachos normales.
Entre los sambia de las tierras altas del sureste de Nueva Guinea, se permite a los niños jugar con las niñas solo hasta la edad de 4 o 5 años. En consecuencia, están estrictamente regulados y todo juego heterosexual es severamente castigado. Es normal para los jóvenes muchachos cogerse las manos unos a otros. Pero los hombres y mujeres sambia nunca se besan, se cogen las manos, o se abrazan unos a otros en público. Al final de la infancia, los muchachos son iniciados en la sociedad secreta de los hombres y se les enseña a actuar como guerreros. La obediencia a los varones de mayor edad está rígidamente impuesta. Los hombres más jóvenes, como entre los etoro, obtienen el don del semen de sus mayores.4 Los varones deben continuar evitando cualquier contacto heterosexual hasta que estén casados.
Entre los sambia de las tierras altas del sureste de Nueva Guinea, se permite a los niños jugar con las niñas solo hasta la edad de 4 o 5 años. En consecuencia, están estrictamente regulados y todo juego heterosexual es severamente castigado. Es normal para los jóvenes muchachos cogerse las manos unos a otros. Pero los hombres y mujeres sambia nunca se besan, se cogen las manos, o se abrazan unos a otros en público. Al final de la infancia, los muchachos son iniciados en la sociedad secreta de los hombres y se les enseña a actuar como guerreros. La obediencia a los varones de mayor edad está rígidamente impuesta. Los hombres más jóvenes, como entre los etoro, obtienen el don del semen de sus mayores.4 Los varones deben continuar evitando cualquier contacto heterosexual hasta que estén casados.
NOTAS
1. Puede sorprender que Marvin Harris utilice el pasado (was / were) para referirse a unas costumbres actuales que él mismo describe en presente. Esto se debe a que él se basa en los trabajos anteriores de otros antropológos, y se refiere a sus informaciones en pasado, aunque se trate de sociedades que todavía existen. Aquí se refiere a los trabajos de Raymond Kelly y los de Gilbert Herdt.
2. Emics: descripciones o juicios concernientes a la conducta, costumbres, creencias, valores, etc., que mantienen los miembros de un grupo social como válidos y apropiados culturalmente.
3. En español hay dos bellas palabras que traducen bien oversexed: lujurioso y lascivo. El texto inglés utiliza el mismo adjetivo en los dos casos, y no presenta ninguna dificultad, pero los traductores españoles no lo respetan. Así, uno ha traducido the oversexed wife, con el giro la esposa excesivamente interesada en el sexo, y otro (en el texto de Antropología cultural) traduce la mujer excesivamente sexual; lo cual es una traducción correcta siempre y cuando hubieran traducido igual las dos palabras. Pero parece que la misma traducción no les valía para el muchacho adolescente. Ambos se han comido el boy, y el primero traduce the oversexed adolescent boy por un rebuscado el adolescente rijoso, y el segundo pluraliza innecesariamente la expresión y traduce los muchachos ardientes.
4. En la séptima edición de Cultural anthropology (p.232), este texto ha sido modificado con la siguiente lectura:
Late in childhood, boys undergo a series of inseminating rituals, which are not primarily intended to give pleasure but to help the younger males grow and become masculine. This gift of semen from their seniors is intended to prepare the the young boys for warfare and to enhance their reproductive ability.
Al final de la infancia, los muchachos pasan por una serie de rituales de inseminación, que no están destinados primariamente a dar placer, sino a ayudar a los varones más jóvenes a crecer y hacerse masculinos. El don del semen de sus mayores está destinado a preparar a los jóvenes muchachos para la guerra y aumentar su capacidad reproductiva.
Late in childhood, boys undergo a series of inseminating rituals, which are not primarily intended to give pleasure but to help the younger males grow and become masculine. This gift of semen from their seniors is intended to prepare the the young boys for warfare and to enhance their reproductive ability.
Al final de la infancia, los muchachos pasan por una serie de rituales de inseminación, que no están destinados primariamente a dar placer, sino a ayudar a los varones más jóvenes a crecer y hacerse masculinos. El don del semen de sus mayores está destinado a preparar a los jóvenes muchachos para la guerra y aumentar su capacidad reproductiva.
En esta página, ídolos itifálicos típicos de Papúa Nueva Guinea.
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