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Pues de este amor habla la presente Escritura, en el que el alma beata arde y se inflama hacia el Verbo de Dios, y canta, por el Espíritu, este canto nupcial con el que la Iglesia se une y asocia al esposo celestial, Cristo, deseando mezclarse con él por el Verbo, para que conciba de él, y salvarse por esta casta generación de hijos, cuando permanezcan en fe y en santidad con sobriedad (1Ti 2.15), como concebidos ciertamente del semen del Verbo de Dios (concepti ex semine quidem Verbi Dei), verdaderamente engendrados y dados a luz, ya por la Iglesia inmaculada, ya por el alma que nada corpóreo ni material busca, sino que solo se enciende por el amor del Verbo de Dios.
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Metodio de Olimpo
Simposio, 8.6
Y está sobre la luna, que significa simbólicamente (τροπικῶς), como pienso, la fe de los que han limpiado la corrupción por el lavamiento (λουτρῷ, Ef 5.26, Ti 3.5), por ser más semejante la luz de la misma al agua tibia, y toda sustancia húmeda depende de ella. Así pues, la Iglesia está puesta sobre nuestra fe y aceptación, según la imagen (σύνοψιν) de la luna, hasta que entre el Pléroma (πλήρωμα) de las naciones (Ro 11.25), pariendo y regenerando a los psíquicos en pneumáticos 1, razón por la que también es madre. Pues lo mismo que una mujer que ha recibido semen informe de un varón (σπορὰν ἀνδρὸς ἀμόρφωτον) en un período de tiempo engendra a un hombre completo, así también precisamente la Iglesia concibe siempre, como diría alguien, a los que se han refugiado en el Logos, y, formándolos según la misma idea y forma de Cristo, en un período de tiempo produce ciudadanos de aquellos eternos bienaventurados.
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τὸν τοῦ Υἱοῦ, ῶς Ἀρτεμᾶς, καὶ οἱ δοκήσει αὐτὸν ἀποφηνάμενοι πεφυκέναι.
Pues de este amor habla la presente Escritura, en el que el alma beata arde y se inflama hacia el Verbo de Dios, y canta, por el Espíritu, este canto nupcial con el que la Iglesia se une y asocia al esposo celestial, Cristo, deseando mezclarse con él por el Verbo, para que conciba de él, y salvarse por esta casta generación de hijos, cuando permanezcan en fe y en santidad con sobriedad (1Ti 2.15), como concebidos ciertamente del semen del Verbo de Dios (concepti ex semine quidem Verbi Dei), verdaderamente engendrados y dados a luz, ya por la Iglesia inmaculada, ya por el alma que nada corpóreo ni material busca, sino que solo se enciende por el amor del Verbo de Dios.
Metodio de Olimpo
Simposio, 8.6
Y está sobre la luna, que significa simbólicamente (τροπικῶς), como pienso, la fe de los que han limpiado la corrupción por el lavamiento (λουτρῷ, Ef 5.26, Ti 3.5), por ser más semejante la luz de la misma al agua tibia, y toda sustancia húmeda depende de ella. Así pues, la Iglesia está puesta sobre nuestra fe y aceptación, según la imagen (σύνοψιν) de la luna, hasta que entre el Pléroma (πλήρωμα) de las naciones (Ro 11.25), pariendo y regenerando a los psíquicos en pneumáticos 1, razón por la que también es madre. Pues lo mismo que una mujer que ha recibido semen informe de un varón (σπορὰν ἀνδρὸς ἀμόρφωτον) en un período de tiempo engendra a un hombre completo, así también precisamente la Iglesia concibe siempre, como diría alguien, a los que se han refugiado en el Logos, y, formándolos según la misma idea y forma de Cristo, en un período de tiempo produce ciudadanos de aquellos eternos bienaventurados.
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1. ὠδίνουσα καὶ ἀναγεννῶσα τοὺς ψυχικοὺς εἰς πνευματικούς
Nótese la correlación explícita que Metodio establece entre el semen del hombre y el Logos, el semen de Dios.
Esta idea era tan común entre los gnósticos que Orígenes llegó a escribir:
Mulier praegnans dicitur anima, quae nuper Dei concepit verbum. De tali autem conceptione legimus in alio loco scriptum: a timore tuo, Domine, in utero concepimus, et peperimus. Qui ergo concipiunt, et statim pariunt, isti nec mulieres existimandi sunt, sed viri, et perfecti viri.
Mujer preñada es llamada el alma que hace poco concibió el Verbo de Dios. De tal concepción leemos en otro lugar escrito: Por tu temor, Señor, concebimos en útero y parimos (Is 26.18). Pues los que conciben y al instante paren, estos no son considerados mujeres, sino varones, y varones perfectos. (Hom. in Exodus, 10.3).
Nótese la correlación explícita que Metodio establece entre el semen del hombre y el Logos, el semen de Dios.
Esta idea era tan común entre los gnósticos que Orígenes llegó a escribir:
Mulier praegnans dicitur anima, quae nuper Dei concepit verbum. De tali autem conceptione legimus in alio loco scriptum: a timore tuo, Domine, in utero concepimus, et peperimus. Qui ergo concipiunt, et statim pariunt, isti nec mulieres existimandi sunt, sed viri, et perfecti viri.
Mujer preñada es llamada el alma que hace poco concibió el Verbo de Dios. De tal concepción leemos en otro lugar escrito: Por tu temor, Señor, concebimos en útero y parimos (Is 26.18). Pues los que conciben y al instante paren, estos no son considerados mujeres, sino varones, y varones perfectos. (Hom. in Exodus, 10.3).
τὸν τοῦ Υἱοῦ, ῶς Ἀρτεμᾶς, καὶ οἱ δοκήσει αὐτὸν ἀποφηνάμενοι πεφυκέναι.
y los que declaran, como Artemas, esto del Hijo: que él nació en apariencia.
Metodio de Olimpo, Simposio, 8.8
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Metodio de Olimpo, Simposio, 8.8
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